El brote de influenza que padeció México en 2009, si bien representó un reto para el sistema de salud, también fue una gran oportunidad para fortalecerlo y estar preparados para un evento de esta índole.
Durante la presentación del libro “La influenza mexicana y la pandemia que viene”, el director general del IMSS, José Antonio González Anaya, señaló que ahora existe un programa de monitoreo en donde cada semana llega el informe y se analiza la evolución de la influenza estacional para saber cómo se comporta la enfermedad.
El titular del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reconoció el papel de las autoridades en su momento, en virtud de que lo peor que se puede hacer en una situación como ésta, es no hacer nada, “pero peor es sobrereaccionar”.
En su oportunidad, Daniel Karam, coautor del libro, comentó que el texto es testimonio “novelesco” de los entretelones del manejo de esta crisis, lo que no se vio en los medios de comunicación y de cómo se tomaron las decisiones.
Recordó que en su momento hubo un debate con el gabinete económico, pero el entonces presidente, Felipe Calderón, decidió cuidar la salud de las personas más allá de los temas económicos, a fin de evitar que el virus se siguiera propagando.
Asimismo, expuso que los costos de ser tan transparentes en el manejo de la información, es algo que se reconoce actualmente en el mundo; además la sociedad mexicana dio ejemplo de su respuesta al adoptar medidas sanitarias que no se llevaban a cabo.
Para el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro, el libro mezcla la crónica, lo vivencial, lo biográfico de las personas involucradas, además de ser testimonial con rasgos científicos y de academia.
Destacó que la obra contiene una gran honestidad sobre el manejo de una crisis sanitaria, en la que se tocan los puntos centrales de todos aquellos que han tenido que tomar decisiones difíciles desde el gobierno federal.