» Pandemia de COVID-19 desbordó enfermedades crónicas en CdMx y Edomex

Esta nota fue creada el lunes, 11 enero, 2021 a las 23:59 hrs

La Ciudad de México y el Estado de México enfrentan una saturación de 92 y 82 por ciento de camas generales, así como de 86 y 83 por ciento de camas con ventilador para pacientes con COVID-19, lo que ha impactado de manera negativa la atención de otras enfermedades crónicas.

De acuerdo con el informe epidemiológico diario, hay menos de una cama libre general y dos con ventilador, por lo que la expansión hospitalaria ha consistido en adaptar las Unidades de Medicina Familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para crecer con más de 60 camas.

El IMSS, por ejemplo, también implementa la estrategia de movilizar pacientes que estaban graves a áreas de recuperación intermedias para tener libre esa cama con ventilador, monitoreo, equipo de choque, terapia intensiva.

Asimismo, el llamado monitoreo en sus 883 Unidades de Medicina Familiar, en lo que denominan atención ambulatoria en la que el paciente es monitoreado, se le otorga oxígeno y oxímetro, dependiendo el caso, sólo en emergencia se traslada una unidad médica.

La Secretaría de Salud de la Ciudad de México acordó con el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), que ha atendido a más de mil 700 pacientes graves, de los cuales alrededor de mil 12 personas han sobrevivido, movilizar también pacientes.

El INER tiene más 170 camas que han sido ocupadas por pacientes graves y la ideas es movilizar a los que se encuentran más estables. Con ello, se pretende lograr una mayor oportunidad de sobrevida, ya que el instituto tiene el índice más bajo de decesos y a los especialistas más calificados en este tipo de enfermedades.

Ante la saturación por COVID-19, el IMSS dejó de realizar más de 600 mil cirugías, sólo se concentró en ortopedia y en traumatología de urgencias que abarcan alrededor de 60 por ciento. En un año, el IMSS realizó 1.5 millones de cirugías en los tres niveles de atención, en más de mil 300 quirófanos. Sin embargo, por la nueva contingencia, determinó, de nuevo, diferir 30 por ciento de cirugías no urgente, no graves y pasarlas hasta febrero, todo depende de cómo se controle la pandemia.

En la Ciudad de México, el IMSS brinda servicios médicos a 5.7 millones de mexicanos adscritos a las 48 Unidades de Medicina Familiar, con 833 consultorios, 16 hospitales de segundo nivel con 2 mil 631 camas, además cuenta con 16 Unidades Médicas de Alta Especialidad y cinco unidades complementarias con 3 mil 374 camas.

Pero a causa de la pandemia redujo su atención a menos de 50 por ciento, ya que los hospitales fueron divididos en atención para casos sospechosos de COVID-19 y para la atención no COVID-19. Se logró que a través de las recetas resurtibles las personas que acudían cada mes por su medicamento, ya no lo hicieran durante tres o cuatro meses.

La Delegación Norte atendía a un millón 886 mil 26 derechohabientes en 23 Unidades de Medicina Familiar y seis hospitales de segundo nivel, y brinda en promedio 17 mil consultas al día.

En 2020, comenzaron a concluirse los convenios de atención de diálisis y hemodiálisis alcanzados en la pasadas administración, por lo que el director del IMSS, Zoé Robledo, aseguró que se cuenta con el equipo para efectuar esas intervenciones.

Lo cierto que los convenios garantizaron de 2015 a 2019 este servicio subrogado, tras una negociación en la que durante los siguientes cuatro años se alcanzarían ahorros por 5 mil 400 millones de pesos, en beneficio de 25 mil pacientes.

En este sector se gasta más de 3 mil 800 millones de pesos en terapias de diálisis y hemodiálisis tan sólo en pacientes que requieren un trasplante de riñón, el principal órgano solicitado en el país, con una lista de espera de 13 mil 702 personas. Este es otro programa que paralizó durante la pandemia. El número de trasplanten se ubican en el orden de mil 800 aproximadamente al año.

Los informes actuariales establecen que uno de los severos problemas causados por miedo a acudir a los hospitales es que se dispararon las enfermedades crónicas.

El IMSS gastaba 51 mil millones de pesos anuales en atender la diabetes mellitus, lo que representa 53 por ciento de su presupuesto en males crónicos. También, se tienen registrados 3 millones 547 mil 6 derechohabientes con diabetes mellitus, padecimiento que ocupa el primer lugar de las enfermedades crónico degenerativas de alto impacto financiero, seguida de hipertensión arterial (24 mil 63 millones), insuficiencia renal (8 mil 110 millones), cáncer de mama (3 mil 496 millones); VIH sida (2 mil 024 millones) y cáncer cervicouterino (591 millones)”.

Sólo en diabetes, en un año han atendido 2.6 millones de pacientes, 4 mil 527 sufrieron amputación mayor de extremidad inferior, 2 mil 79 tuvieron invalidez laboral y se registraron 21 mil 694 defunciones. Esta enfermedad, en la actualidad, es de las que suelen ser más afectadas por COVID-19.

El número de consultas a pacientes con diabetes mellitus de 2006 a 2014 aumentó 64 por ciento, es el segundo lugar de motivos de consulta en las Unidades de Medicina Familiar. Un diabético controlado genera un costo anual de 100 pesos, mientras que uno que ya requiere hemodiálisis implica 320 mil pesos al año.

Si bien aún funciona el programa de prevención, disminuyeron las mediciones de glucosa. Se efectuaban más de 6 millones.

Los estudios de laboratorio y clínicos también se han diferido. En urgencias se proporciona al paciente desde sangre, tratamientos sustitutivos, pero un sector importante de la población debe hacer los estudios de imagen y de laboratorio por fuera dado a que no se dan abasto.

(milenio.com)





           



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