Jalacingo, Ver.- El Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) llegó a la comunidad de Melchor Ocampo hace más de tres décadas y sus habitantes no ocultan el orgullo de haber sido, en algún momento, alumnos de preescolar, primaria o secundaria, y tener participación en las caravanas culturales que promueven el teatro, fomentan la escritura, la lectura, el canto y la música.
De manera adicional a los servicios educativos que ofrece, el Conafe promueve las llamadas “caravanas culturales”, como parte de una estrategia para propiciar actividades interculturales en comunidades y rancherías, con las que además se fortalece el tejido social en diversos estados del país.
El coordinador nacional de las caravanas culturales del Conafe, Daniel Ledesma Rivera, afirmó que el propósito de estos grupos de trabajo es fomentar valores positivos en los niños y jóvenes, integrar a las personas a las actividades y promover una mayor y mejor comunicación en las comunidades.
Con una basta experiencia en la actuación, en la que se inició en su natal Zacatecas desde los 15 años, que le ha permitido participar en películas como “El Mariachi”, en series de televisión y telenovelas, Daniel es el encargado de capacitar a los integrantes de las caravanas culturales del Conafe, en una tarea en la que, dijo, “lo que más disfruta uno es el contacto con la gente y con los chavos”.
Las caravanas culturales están conformadas por jóvenes que tienen vocación por el teatro, la música y el arte, desarrollan sus actividades en rancherías y comunidades de menos de 500 habitantes, donde tiene presencia el Conafe, y son apoyadas por los Líderes de Educación Comunitaria (LEC) que imparten educación preescolar, primaria y secundaria.
En la Comunidad de Melchor Ocampo, ubicada en la región de Tlapacoyan, en Veracruz, viven menos de 300 personas, y para llegar se hacen más de dos horas desde la capital del estado, en un camino que termina en terracería y lodo, por las bajas temperaturas que se registran.
El Conafe ofrece aquí servicios educativos a un total de 31 personas, de los cuales cuatro son de preescolar, 20 de primaria y siete de secundaria, pero en las caravanas culturales participan casi todos los miembros de la comunidad.
En esta ocasión, Daniel Ledesma disfrutó, al igual que los miembros de la comunidad, de la función de títeres de “El lobo veloz”, de una actividad llamada “la ensalada de frutas”, del coro “háblame de ti”, del musical “cielito lindo”, de la dinámica “el árbol de la montaña” y de la actuación en “esto es un asalto”, en una estrategia que en su opinión “tiene una virtud transformadora en la gente”.
También disfrutó de la dinámica de “el susurrador”, que consiste en una especie de tubo largo adornado, que los niños y jóvenes ponen en el oído de otra persona y le dicen alguna frase que le permita reflexionar por un momento, como la que dijeron a Daniel: “te invito a dar una vuelta alrededor de tu vida… ¿Ya llegaste?”
Dio a conocer que lleva años al frente de la capacitación de las caravanas culturales, en una dinámica que “se disfruta mucho”, y que hace compaginar con su profesión de actor, y con su estudio permanente de la cultura y el arte.
Las caravanas culturales son “itinerantes”, lo que significa que en dos semanas preparan una presentación en una comunidad o ranchería, y de inmediato se dirigen a otra con el mismo propósito de propiciar cuestiones interculturales, unificar las regiones y fortalecer el tejido social.
Rubicela Varilla Delgado es la coordinadora de las caravanas culturales en la entidad, tiene 30 años de edad y cinco de trabajar para el Conafe, y aseguró que esta estrategia permite que la gente de las comunidades más apartadas convivan y tengan una mejor organización.
Reconoció que a las personas “les da pena hacer teatro y música”, y “hay que estarlos convenciendo”, pero una vez que se deciden, ellos mismos invitan a sus familias o a los demás integrantes de la comunidad, con lo que se hace una convivencia muy dinámica.
Timoteo García García, de 43 años de edad, es uno de los padres de familia que participó en las actividades de la caravana cultural, y no oculta el orgullo que le da haber sido de las primeras generaciones a las que el Conafe ofreció servicios educativos en esta comunidad, y afirmó que “quien hace la escuela es el alumno, porque es quien se come las letras”.
Dijo que a pesar de todas las limitaciones con las que imparten clase los líderes de educación comunitaria del Conafe, los integrantes de la comunidad no se sienten menos que los estudiantes de escuelas estatales o federales, pues “si rústicamente sé hacer las cosas, dándome las herramientas hago todo”.
Afirmó que la Comunidad de Melchor Ocampo es atendida por el Conafe desde hace décadas y ha ganado el primer lugar en la región de Zapotitlán, Veracruz, entre las escuelas que tienen mejor aprovechamiento, por lo que para los pobladores representa una satisfacción concursar, pues “no es lo mismo estar en un rancho, que en un pueblo o en una ciudad”.