El secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, expresó que la reforma educativa es la confirmación del compromiso del Gobierno de la República con la educación pública, laica, gratuita, incluyente y de calidad.
En su mensaje final en la comparecencia que sostuvo ante la Segunda Comisión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, en el Senado, sostuvo: “los grupos que se oponen a la reforma no odian el progreso, simplemente quieren ser llevados por la inercia”.
Pidió a los legisladores trabajar juntos, sin prisas, con perseverancia, con apertura, no con aislamiento; con tolerancia, no con cerrazón; con acuerdos y disensos, pero no con espectacularidad; con precisión sin ruido, con crítica dura y propositiva que siempre será bienvenida.
Con debate y antagonismo, pero no con aniquilamiento; con limpieza, no con trampas, abundó el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Vasconcelos decía que toda reforma educativa demanda tiempo, unidad, paciencia y voluntad de cooperación, recordó.
“Estamos en tiempo, vamos juntos a perseverar y a seguir convocando a todos para que la autoridad siga siendo la rectora en materia educativa, y que esa rectoría no se traicione, no se vuelva autócrata, no se empantane ni sea motivo de chantaje ni, mucho menos, como ha sido algunas veces, de frivolidad.
“La reforma educativa no es un hecho consumado situado en la fecha en que se publicó o se promulgó, es un proceso permanente y vivo que apenas estamos construyendo en las aulas de México con todas las decisiones, con el diario empeño de hacerla una realidad”.
Chuayffet Chemor destacó que el derecho a la educación como derecho social se garantiza materialmente a través de una actividad prestacional, cuyo último responsable y garante es el estado; en este sentido, aclaró que la rectoría estatal no es sinónimo de monopolio estatal.
Rectoría estatal debe ser la posibilidad de establecer normas legislativas y administrativas que tengan vigencia efectiva en la realidad educativa.
Agregó que si se quiere mejorar al Sistema Educativo de México es necesario observar con toda objetividad cuáles son sus puntos débiles para que, con base en valoraciones puntuales, se tomen decisiones inteligentes y precisas para corregirlos.
Para este proceso es que se constituyó el Sistema Nacional de Evaluación Educativa desde 2002, que ahora se transformó en un organismo autónomo, añadió.