Para el escritor Saúl López de la Torre, usar la mampara, tachar la boleta y meter su voto a la urna a bordo de su silla de ruedas nunca ha sido difícil, pues el problema de fondo para la accesibilidad de todos está en las banquetas de la ciudad.
Entrevistado en la colonia Condesa del Distrito Federal, después de haber emitido su voto, aseguró que su casilla fue accesible y los funcionarios amables.
Explicó que al llegar a la casilla le ofrecieron emitir su voto en la mesa para mayor comodidad y con un aditamento para cubrir la boleta, pero él prefirió usar la mampara para garantizar la secrecía del sufragio, y no tuvo problema alguno.
“Las personas en silla de ruedas no tendrán algún problema para votar, la verdad es que en mi caso nunca lo he tenido. No percibí un cambio dramático de lo que había a lo que hay. El chiste es llegar”, asevera López de la Torre.
El problema de fondo, al menos en su colonia, es que las banquetas están llenas de obstáculos como las entradas a los estacionamientos de edificios viejos y rampas de “acceso” mal hechas, pues tienen una inclinación indebida, denuncia.
Estas condiciones obligan a las personas en silla de ruedas a transitar por donde circulan los automóviles.
El escritor considera que es posible revertir esta situación si hay voluntad de los gobiernos, pues actualmente en la misma colonia hay edificios nuevos cuyas entradas a los estacionamientos no afectan el paso, o rampas bien hechas que la iniciativa privada ha construido en la zona.
“Todo mundo usa las rampas bien hechas, los jóvenes que caminan, los ancianos, la gente con carriolas, porque es lo ideal, así debe ser la movilidad, y si tienes las opciones de un escalón por un lado y la rampa del otro toda la gente se va por la rampa”, señaló.
En México, más de cinco millones de personas enfrentan obstáculos cotidianos para ejercer sus derechos por ser sordas, ciegas, de estatura baja, tener algún padecimiento mental, dificultades para desplazarse, o ser dependientes de otras a causa de accidentes o enfermedades, entre otros.
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares 2012 revela que el 6.6 por ciento de la población mexicana está en dicha condición, y que en 19 de cada 100 hogares vive alguna persona con discapacidad.
La Convención de la Organización de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por México en 2007, establece que los gobiernos están obligados a garantizar los derechos políticos de estas personas sin distinción de la discapacidad que tengan. Además la discriminación está prohibida explícitamente en la Constitución.
En cumplimiento a dicha obligación, el Instituto Nacional Electoral (INE) repartió junto con la paquetería electoral, materiales alternativos para garantizar el voto a esas personas en cada una de las casillas del país, como plantillas en sistema Braille que se colocan sobre la boleta para que los ciegos puedan leerla.
También hay lupas para débiles visuales y un sello especial para las personas sin extremidades, además de que hay urnas que tienen una altura menor para que los más bajos de estatura y personas en silla de ruedas puedan introducir su voto.
Las cabinas o mamparas donde las personas se ocultan para emitir su voto en secreto son más anchas para que quepa una silla de ruedas, y los soportes son más fuertes para que quien lo necesite se pueda recargar.
Adicionalmente, las personas con discapacidad podrán ingresar acompañadas a emitir su voto.
Asimismo, las casillas deberán encontrarse en un lugar adecuado para el acceso de todos los ciudadanos.
Como ejemplo, en el Distrito Federal de las 12 mil 626, solo 39 incumplían las condiciones de acceso, pero de acuerdo con la consejera Olga González del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), se están colocando rampas para que sean accesibles el día de la elección.
Sin embargo, para el abogado experto en derechos humanos, Carlos Ríos Espinosa, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales y algunos códigos lectorales locales aún tienen vacíos respecto al voto de personas con algún padecimiento mental –el sector más excluido dentro de las personas con discapacidad- pues dejan a consideración del presidente de casilla, el dejarlos votar.
Para corregir esa situación, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) lanzó desde la elección de 2012 un llamado para omitir esa cláusula, lo que ha sido acatado por el INE y transmitido a los ciudadanos encargados de las casillas.
Las personas con esos padecimientos podrán votar siempre y cuando tengan su credencial de elector.
De acuerdo con el INE, para las elecciones de 2015, las personas funcionarias de casilla se capacitaron para atender a ciudadanas y ciudadanos que requieren atención preferencial cuando van a votar como las personas con discapacidad, mujeres embarazadas, personas con niñas o niños pequeños en sus brazos, y adultos mayores, quienes votan sin hacer fila.
Quienes necesiten que alguien les lea o marque la boleta electoral, pueden ir acompañados por un familiar o persona de su confianza, o pedir ayuda a una persona funcionaria de la casilla y las personas con discapacidad visual que usan un perro guía, pueden circular de manera libre dentro de la casilla.
En ese sentido, el presidente consejero del INE, Lorenzo Córdova Vianello, resalta que para este organismo, la no discriminación es un objetivo permanente y transversal de sus proyectos y programas para que en la jornada electoral todos los mexicanos ejerzan su derecho al voto en condiciones de igualdad.