El Partido Acción Nacional (PAN) vuela sus horas más bajas desde que ganó la Presidencia en el año 2000, cuando tuvo además ocho gobernadores, 206 diputados federales y 45 senadores. Dos décadas después, encara la ruta por la sucesión de 2024 con cinco mandatarios estatales, 114 curules y 23 escaños.
La fragilidad de los blanquiazules ha sido reconocida el fin de semana pasado por el ex presidente Felipe Calderón, quien hizo un llamado a abrir los ojos a la realidad política que enfrenta el partido: “y que el PAN entienda, como he dicho varias veces, que si no abren acabarán solos, pequeños como son, perseguidos y encarcelados”.
Las dificultades fueron también observadas por su aspirante presidencial mejor posicionada en las encuestas, la senadora Lilly Téllez, quien pidió a sus correligionarios no avergonzarse de representar una “derecha moderna”, porque “el solo voto anti-AMLO no nos alcanza para vencer al monstruo, el reto es mayor”.
Una revisión de las cifras electorales del PAN, realizada por MILENIO, muestra que las horas de vuelo más altas de este partido quedaron en 2017, cuando tuvo 11 gubernaturas; 2000 y 2006, años en que además de ganar la Presidencia obtuvieron 206 diputaciones federales —en ambas ocasiones—, y en el mismo 2006, cuando alcanzaron 55 senadores, su máximo histórico.
Al comentar los resultados de los comicios del 6 de junio de 2021, el dirigente nacional Marko Cortés las consideró un éxito para su organización y sus aliados, PRI y PRD, y le advirtió al presidente Andrés Manuel López Obrador que “el PAN va a estar muy sólido como fracción parlamentaria”.
En realidad, la actual bancada panista de diputados —emergida de esos comicios— es la segunda más pequeña en casi tres décadas. Solo la previa era menor, por consecuencia del tsunami amloísta de 2018. Y si en 2021 logró una modesta recuperación no fue por conquistar más votos (en realidad los perdió: obtuvo nueve millones, en tanto que en las legislativas anteriores llegó a 10; y en porcentaje del voto válido total subió apenas tres décimas, de 18.6 a 18.9), sino porque la aportación de sus coaligados le permitió alcanzar algunos triunfos.
Además, en poder territorial —los estados que controla—, el blanquiazul retornó a sus niveles del siglo XX, al caer de su máximo de 11 gubernaturas, que alcanzó en 2017 al ser el primer beneficiario del desplome del PRI, a siete victorias en 2021 y cinco en 2022. Perdió más de la mitad en solo cinco años, para quedar como antes de llegar a Los Pinos: en 1997 controlaba seis estados; en 1995, cuatro, y en 1994, tres.
Los nueve millones de votos que el PAN obtuvo en las legislativas de 2021 están dentro del rango habitual del partido en ese tipo de comicios, cuando no coinciden con los presidenciales. El piso fue establecido en 7.8 millones, en 1997, y el techo en 9.7 millones, en 2009.
El problema es que, en los 24 años que pasaron hasta 2021, sus votantes en comicios intermedios no crecieron, mientras que sí lo hicieron la población y el electorado: la votación válida total de 1997 fue de 29 millones y la de 2021 de 47 millones.
Por lo que su porcentaje de voto en elecciones legislativas que no coinciden con las presidenciales cayó de 26.6 por ciento en 1997 a 18.9 en las más recientes.
La participación nacional se eleva siempre que la titularidad del Poder Ejecutivo está en juego, y por consecuencia aumenta la votación numérica que reciben los partidos.
El mejor resultado legislativo del PAN es el de 2000, cuando casi dobló su caudal de votación: de los 7.8 millones de los comicios previos hasta los 14.3 millones.
Este éxito suele ser atribuido a Vicente Fox, que consiguió 16 millones en la presidencial. Pero, en realidad, el beneficio que les reportó el entonces candidato del voto útil no fue tan grande. En 2006, Felipe Calderón también tuvo más votos que la lista de diputados de su partido, con 15 millones frente a 13.8 millones. En contraste, en 2012, la votación de Josefina Vázquez Mota fue menor que la de sus aspirantes a legisladores, con 12.7 millones y 13.2 millones.
En comicios legislativos coincidentes con las presidenciales, por lo tanto, el rango panista se colocó de 2000 a 2012 entre un techo de 14.3 millones y un piso de 13.2 millones. La diferencia es mucho mayor al considerar los porcentajes, sin embargo: al pasar de 39 puntos a 27.3, tuvo una fuerte caída.
Que en 2018 fue dramática, cuando la lista de diputados que acompañó a Ricardo Anaya se desplomó por debajo del rango, a 10 millones y 18.6 por ciento.
Bastiones perdidos
La “sólida” fracción parlamentaria que proclamó Marko Cortés en 2021 es una sombra de la de 2006, en la cima del poder legislativo panista, con 114 diputados y 23 senadores hoy, frente a 206 y 52 de entonces.
Lo mismo ocurre con su dominio territorial: los cinco estados que gobierna corresponden a solo una parte de sus bastiones históricos, tres de la región del Bajío (Guanajuato, Querétaro y Aguascalientes), uno en el sur (Yucatán) y otro en el norte (Chihuahua).
En la otra parte de sus bases estatales tradicionales, además, el panismo está en ruinas: Morena lo barrió del noroeste (de Baja California a Sinaloa) y Tamaulipas. En tanto, MC lo sacó de Jalisco (el PAN fue arrojado al cuarto lugar en las elecciones de 2018) y de Nuevo León (empujado al tercer sitio en 2021).
(milenio.com)