El Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República (IBD) plantea establecer un sistema de indicadores estadísticos y análisis del desempeño de las políticas de desarrollo, que ayude en la toma de decisiones de esta soberanía.
El objetivo de esta propuesta es mejorar las prácticas de seguimiento y evaluación del desarrollo nacional, ya que el Poder Legislativo tiene funciones de seguimiento y de control del Poder Ejecutivo y de los órganos constitucionales autónomos.
En un comunicado, se puntualizó que “el Senado tiene una importante responsabilidad en la supervisión de los resultados” del progreso, la ejecución de políticas públicas, y la valoración de las cuentas que rinde el gobierno federal.
Es por ello, que la Dirección General de Investigación Estratégica del Instituto propone diseñar un Sistema de Indicadores para el Seguimiento de las Políticas de Desarrollo (SISPoD).
Se informó que ya se hizo una primera fase de este proyecto con base en los indicadores establecidos en el Plan Nacional de Desarrollo (PND), que por primera vez fueron incluidos en este documento de planeación.
“Los planes de desarrollo anteriores solo definían los ejes a seguir y se dejaba la tarea de especificar indicadores de seguimiento a los programas nacionales, sectoriales y por dependencia”, especifica el Instituto Belisario Domínguez.
Reporta que una valoración inicial permite detectar limitaciones en la planeación, selección de indicadores y en los mecanismos de seguimiento.
En las consideraciones finales de este ejercicio de análisis, el IBD señala que la mayoría de los indicadores seleccionados intenta medir fenómenos económicos y sociales complejos, como la globalización, la competitividad económica o la calidad de la educación, sobre cuya definición y medición existe un amplio debate.
Con respecto al Segundo Informe de Ejecución, el estudio del IBD establece que “en el informe se reportan predominantemente acciones de gestión, como las de financiamiento público o los cambios legales, y no de resultados”.
La investigación del Instituto Belisario Domínguez concluye que estas deficiencias reducen y limitan la utilidad del informe de ejecución como un instrumento de seguimiento y de rendición de cuentas.
En la investigación se retoman conceptos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para señalar que los indicadores deben ser específicos, medibles, asequibles, pertinentes y relevantes, limitados en el tiempo y económicos, monitoreables y tener un aporte marginal.
Ofrece un reporte que sintetiza y analiza la evolución reciente de los indicadores del PND: Índice Global de Productividad Laboral de la Economía, Índice de Integridad Global, Índice de Desarrollo de Gobierno Electrónico, Índice de Desigualdad de Género, Estado de Derecho, Tasa de victimización, y Carencias promedio de la población en pobreza extrema.
Además, población en pobreza extrema con carencias por alimentación, Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares, Eficiencia terminal del Sistema Educativo Nacional, Competitividad Global, Crédito Interno al Sector Privado, Índice de Presencia Global, e Índice de Globalización.
El Instituto Belisario Domínguez subraya que la información y conclusiones de los indicadores contribuyen a que los responsables de las políticas públicas hagan los ajustes necesarios en su diseño e instrumentación, cuando los avances o resultados no sean satisfactorios.
Es decir, permiten mejorar el desempeño y los resultados de la intervención del Estado, según señala el PNUD.
Por ello, puntualiza, es conveniente que el Poder Legislativo, en coordinación con el Poder Ejecutivo, “promueva los cambios pertinentes para construir un sistema de seguimiento de las políticas de desarrollo que sea oportuno, relevante, pertinente y eficaz”, concluyó.