La ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró que es el sistema neoliberal el principal determinante para agravar la desigualdad durante la emergencia sanitaria a causa de la pandemia del coronavirus en el mundo.
En un foro virtual organizado por Movimiento Ciudadano, la política brasileña resaltó que la falta de preparación de los sistemas sanitarios para contener al virus, hace que éste actúe con mayor incidencia y convierte la contaminación en muertes crecientes.
“La pandemia de coronavirus ha puesto el dedo en la llaga al poner de manifiesto que el neoliberalismo es el principal determinante de la desigualdad que hace que la crisis sanitaria de COVID-19 sea tan explosiva”, señaló.
La ex mandataria agregó además que “el coste de cuatro décadas de neoliberalismo con inmensa concentración de la riqueza y negación sistemática del papel del Estado se está pagando con vidas humanas. Los gobiernos han demostrado no estar preparados para hacer frente a la pandemia y los mercados no son capaces de sustituir al Estado y responder a la crisis sanitaria”.
Para Rousseff, dicho sistema es un poderoso mecanismo de concentración de la renta y riqueza y que, en ese sentido, la pandemia ha demostrado que si no se construyen fuerzas políticas, sobre todo expresadas en el Estado, que lo dominen, prevalecerá la desigualdad y sus consecuencias, que según ella radican en la pobreza y hambre, más enfermedad y muerte.
Este sistema neoliberal tiene una patología básica que se llama financiación. Los síntomas son la desigualdad exponencial con concentración de la riqueza y la renta; la precariedad laboral y el estancamiento de los salarios; el crecimiento más lento que la media histórica anterior; la gran fragilidad del mercado, a menudo sujeto a burbujas y crisis especulativas; las barreras de acceso de la gran mayoría de la población a los elementos básicos de mejora de la vida, como la vivienda, la educación, la sanidad y la jubilación, en los países desarrollados y en desarrollo”.
También puntualizó que, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los países de esta región tuvieron en 2020 la mayor caída del PIB en 120 años, en torno al 7.7 por ciento. El número de personas que viven en la pobreza aumentó entre 2019 y 2020 de 185 millones a 230 millones, un retroceso de 15 años. Y la cifra de habitantes de la región en situación de pobreza extrema aumentó de 67.7 millones a más de 96 millones, lo que supone una regresión al nivel de hace 30 años.
“La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto lo que ya se sabía antes: la parálisis producida por la obsesión de la austeridad fiscal y la negativa a gravar los ingresos de los más ricos ha reducido la capacidad de actuación de los poderes públicos para superar una crisis sanitaria global”.
Las víctimas del COVID-19 son las mismas que la injusticia social, dice Rousseff
Rousseff dijo que las víctimas de la pandemia, son en su mayoría, las mismas que las de la injusticia: los más pobres, las mujeres, los negros y los indígenas.
Sostuvo que, en los países más ricos, por ejemplo, se apresuran a comprar vacunas para inmunizar a toda la población, mientras que los países periféricos apenas han conseguido iniciar la vacunación.
“En América Latina y el Caribe, a pesar de tener sólo el 8.4 por ciento de la población mundial, estos países representan más del 18 por ciento del número total de pacientes y el 27 por ciento del número total de muertes por COVID-19. Brasil, uno de los epicentros de la pandemia, tiene sólo el 2.8 por ciento de la población mundial, pero ha registrado más del 10 por ciento de las muertes, una cifra que ya ha superado las 230 mil vidas perdidas”, expuso.
(milenio.com)