El Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro informó que durante el periodo vacacional de Semana Santa, en el Taller de Mantenimiento Mayor de Zaragoza, trabajan más de 700 personas en la rehabilitación de trenes.
El STC detalló que en el referido centro, que inició operaciones en 1968, se da servicio a los trenes neumáticos de las Líneas 1, 4, 5, 6, 7, 9 y B; es decir, a más del 50 por ciento de la red del Metro en donde por año se rehabilitan 333 vagones, que armados representan 37 trenes.
Lo anterior, destacó, para mantener en operación a la red que traslada a 5.3 millones de personas al día.
Cuando los convoyes cumplen 500 mil kilómetros, aproximadamente cada cinco años, entran al taller en donde reciben un mantenimiento mayor que consiste en su total desmantelamiento.
Cada tren está compuesto por nueve vagones; el cuerpo del carro -donde viajan los pasajeros- conocido como caja; va montada sobre dos carretillas portadoras llamadas bogies, que es donde van llantas y frenos.
Cuando el convoy entra a mantenimiento mayor, primero es sometido a pruebas de funcionamiento eléctricas y mecánicas, para conocer el deterioro de la unidad.
Posteriormente se desarma carro por carro y los bogies son enviados a un área del taller especializada en su mantenimiento.
Mientras tanto, la caja se somete a un proceso de rehabilitación al interior (pasamanos, asientos, puertas, piso), también se efectúa un tratamiento metálico contra la corrosión y se cambian las partes deterioradas por el uso y el tiempo.
Posteriormente los vagones son enviados al área de repintado para la carrocería interna y externa, una vez listos son armados con piso nuevo de linóleo, asientos, pasamanos, ventanas, paredes, techo y bogies, que ya pasaron por el proceso de mantenimiento.
El pintado de cada vagón requiere 18 litros de pintura naranja, los pisos de linóleo miden 17 metros de largo por 2.5 de ancho y de acuerdo con los técnicos, las partes más dañadas en los trenes en rehabilitación son las puertas, en particular los umbrales (marco inferior).
Una vez que está todo listo, los carros se mandan a vía para acoplarlos hasta completar los nueve que forman el tren, que ya está listo para ensayos estáticos y dinámicos, además de pruebas de asentamiento en vacío, sin usuarios a bordo.
Concluido este procedimiento, que se efectúa en un plazo de entre 45 y 60 días, se regresa al taller, se afinan detalles y el tren está listo para regresar a servicio.