En plena pandemia,Anais, de 35 años, se detectó una pequeña bolita en su seno izquierdo que, al cabo de una semana, alcanzó 10 centímetros de tamaño.
Esa masa anormal resultó ser cáncer de mama triple negativo, HER2, considerado de los más agresivos y que se desarrollan rápidamente reduciendo la posibilidad de acceder a un tratamiento eficaz convencional con probabilidades de sobrevivencia.
Por la edad, la joven empresaria no se efectuó ninguna mastografía previa, es decir, un estudio radiográfico que detecta anormalidades en la mama, como es el cáncer en sus etapas iniciales, porque la norma oficial recomienda realizarla a partir de los 40 años.
Y la situación se volvió aún más compleja porque Anais detectó dicha masa irregular cancerígena, genéticamente hereditaria, en plena emergencia sanitaria, cuando todo el sector salud público estaba centrado en atender a los pacientes infectados por covid-19.
Anais forma parte del 67 por ciento de la población mexicana que, por la pandemia, no accedió a un diagnóstico temprano de detección de cáncer y que batalló para acceder a los estudios moleculares, basados en biomarcadores, que determinarán el tipo de tumor, en este caso triple negativo.
Su situación se agravó cuando por la pandemia, el tratamiento indicado, en este caso las inmunoterapias, como es el pembrolizumab (medicamento para estimular el sistema inmunitario de la persona para disminuir el tumor o destruir las células cancerosas) comenzó a escasear de las farmacias.
La joven empresaria tomó la decisión de someterse a una mastectomía radical que consistió en extraer todo el tejido mamario con el pezón y areola, junto con los ganglios linfáticos de las axilas. Además, tomó la decisión de quitarse los ovarios.
La joven vive en Querétaro. Su situación propició que buscara ayuda en el Instituto Nacional de Cancerología, el cual intentó no interrumpir la atención de sus pacientes. Su problema, como el de muchos otros pacientes, fueron los traslados a dicho instituto en un periodo en el que predominaba la recomendación del distanciamiento social y había una reducción importante de transportes.
La empresaria sigue aún bajo atención médica. Forma parte de las pacientes que participan en una investigación desarrollada por el Centro de Investigación de Cáncer de Mama de los Centros de Tratamiento de Cáncer en América (CTCA) de Estados Unidos, basada en suprimir aquellos genes que provocan dicha neoplasia maligna a través de medicamentos específicos.
“Los genes son modificables. Tratan de corregir mis genes malos”, expresó la joven.
Existe el estudio “El impacto de la pandemia de covid-19 en el cuidado del cáncer en América Latina”, elaborado y publicado por Roche en junio de 2022, que dimensionó la situación que enfrentó Anais y otras 29 mil 929 mujeres que debutaron en el país con cáncer de mama en el 2020.
En México el cáncer de mama sigue siendo la primera causa de muerte, con 7 mil 931 decesos oficiales anuales, es decir, 21 mujeres fallecen a diario.
Pero por la pandemia la carga económica causada por diagnósticos tardíos, citas retrasadas, cirugías postergadas por cáncer de mama superó los 3 mil 900 millones de dólares, es decir, 50 por ciento mayor frente a los costos normales estimados en años anteriores.
“La pandemia en México tuvo impacto significativo en la atención médica, ya que 67 por ciento de los encuestados de organizaciones de pacientes informaron que las personas con cáncer experimentaron retrasos para obtener tratamientos y atención de salud; y el 15 por ciento informó que los pacientes no pudieron recibir sus tratamientos”, de acuerdo con el mismo estudio efectuado por expertos médicos y organizaciones como Americas Health Foundation, el EY-Parthenon team, y el Catalyst Consulting Group.
“En el país se experimentaron retrasos en cirugías en un 74 por ciento, en diagnósticos un 60 por ciento y quimioterapias un 65 por ciento. En este último caso, las interrupciones fueron comunes, a decir de los médicos encuestados, con el 76 por ciento, mientras que más del 10 por ciento de sus pacientes faltaron al menos a un ciclo o cita.
También la pandemia provocó que “cerca de 96 por ciento de los médicos encuestados mencionaron una reducción específica en la cantidad de mamografías de tamizaje, las cuales son clave para detectar el cáncer de mama en su etapa más temprana y curable”.
Con la pandemia, el cáncer en general se disparó. Incluyendo tanto los tumores sólidos como los de sangre, a hombre y mujeres “se contabilizaron más de 90 mil muertes durante 2020, según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
“La tasa de defunciones aumentó pasando de 6.18 defunciones por cada 10 mil personas en 2010 a 7.17 por cada 10 mil personas en 2020”, de acuerdo con el estudio”.
El reto, ahora, es optimizar la distribución de recursos, efectuar campañas, más estudios hereditarios y de mastografía, para reducir el impacto que trajo consigo la pandemia.
(milenio.com)