La educación es la medicina preventiva ante la ignorancia que amenaza la salud y la vida de la mujer y la familia, por lo que hay que eliminar los estereotipos restrictivos que en todos los ámbitos de la sociedad se promueven contra la igualdad de la mujer, aseguró la diputada Julisa Mejía Guardado.
La integrante de la Comisión de Igualdad de Género en la Cámara de Diputados recordó que organismos internacionales han subrayado que en este ramo es donde las mujeres han tenido sus mayores logros, ya que la educación influye en la participación económica de la mujer y en su poder adquisitivo.
También en el número de hijos que tenga y de la salud que estos niños disfrutarán en el futuro, por lo tanto, el progreso en esta área es el precursor de una mayor igualdad de oportunidades para el futuro.
La diputada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) estableció que la educación desarrolla el potencial humano, ya que en el mundo moderno se le considera esencial para tener en la vida un papel que sea satisfactoriamente productivo sin diferencia de géneros.
Sin embargo, advirtió, los estereotipos restrictivos ajenos a la escuela están presentes en el mismo proceso educativo.
“Estereotipos acerca de lo que es natural o aceptable para cada uno de los sexos, crean sutiles barreras que obstaculizan el desarrollo de las capacidades intelectuales, aun cuando el acceso académico no esté limitado, por lo que hay que romperlos paulatinamente”, sostuvo la perredista.
Comentó que el proceso de socialización comienza durante los primeros años de vida dentro de la familia y la comunidad, donde los roles sexuales impuestos culturalmente y las represiones, van conformando la autoimagen, las actitudes y las ambiciones.
“Este proceso es común para todas las sociedades, aun cuando se observe una mayor rigidez en algunas, incluso los modernos medios de información tienden a reforzar los estereotipos sexuales”, enfatizó la diputada.
“Por ejemplo, la publicidad constantemente identifica a la mujer con los productos de limpieza del hogar y a los hombres con las máquinas y las modernas tecnologías, imponiendo patrones de conducta”, expuso.
Hizo notar que la segregación dentro del mismo sistema escolar ha ayudado poco a la desaparición de estereotipos sexuales, ya que las maestras se concentran en los grados y categorías más bajos, enseñan los temas más fáciles y, en posiciones equivalentes, la paga media es más baja que la de los hombres.
Datos de 96 países de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) muestran que las mujeres representan la mayoría de los docentes en el primer nivel de escolaridad, pero esta proporción dentro del equipo va disminuyendo progresivamente a medida que se asciende en los niveles de enseñanza, señaló.
Aún allí donde las mujeres superan en número a los hombres dentro del cuerpo docente, son minoría entre las autoridades de la escuela y en la dirección de los departamentos, apuntó.
Si las maestras se especializan en los diferentes temas, también se evidencia aquí un modelo fuerte de discriminación horizontal, donde las mujeres son mayoría entre los especialistas en ciencias humanas y sociales, tales como lenguas, cultura e historia.
Sin embargo, aclaró la legisladora perredista, están subrrepresentadas entre los matemáticos y los técnicos.
Señaló que la Comisión Económica para América Latina (Cepal) encontró en los libros que se utilizaban en América latina en el nivel primario que las actitudes se forman con mayor facilidad y con carácter permanente.
Continúan siendo altamente discriminatorias en las imágenes que transmiten, reflejando la importancia cultural que se le da a la dominación masculina y a la mujer en roles pasivos.
Mejía Guajardo consideró que la igualdad de género tiene muchas aristas pendientes que superar.