El 20 de julio de 1969 a las 10:56 horas de Florida, el astronauta estadunidense, Neil Armstrong, se convirtió en el primer ser humano en pisar la superficie de la Luna
A 46 años de haber llegado a la Luna, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) desarrolla una misión robótica para recoger una roca de un gran asteroide cercano a la Tierra y redirigirlo a una órbita alrededor de la Luna.
Una vez hecho esto, enviaría a astronautas a explorarlo y regresar con muestras, de acuerdo con información del organismo. La Misión de Redirección de Asteroides, que podría iniciar en 2020 es parte del plan con el que pretende llevar una misión humana a Marte en 2030.
Desde el anuncio del proyecto, el Programa de Observación de Objetos Cercanos a la Tierra catalogó más de mil nuevos asteroides sin embargo, hasta el momento, cuatro podrían ser buenos candidatos para ser redirigidos.
La frase “Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”, que pronunció el cosmonauta, se quedó grabada en la memoria de millones de personas que siguieron por televisión la hazaña histórica.
La misión espacial Apolo XI, con los tripulantes Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, despegó el 16 de julio de ese año desde Centro Espacial Kennedy en Florida.
Luego de cuatro días de viaje y tras entrar a la órbita lunar, Armstrong y Aldrin pasaron al módulo lunar, llamado Águila, que más tarde se separó del Módulo de mando, donde se hallaba Collins, y comenzó a descender para posarse en la superficie de la Luna.
Tras unas horas en las que se igualó la presión del módulo lunar con la de la Luna, ambos astronautas se dispusieron pisar la superficie selenita, para luego tomar fotografías y colocar una bandera de Estados Unidos.
Además depositaron una placa metálica con la inscripción: “Aquí los hombres del planeta Tierra han puesto el pie sobre la Luna por primera vez. Julio de 1969 D.C. Hemos venido en paz en nombre de toda la humanidad”.
Luego, instalaron un reflector de rayos láser destinado a medir con exactitud la distancia entre la Tierra y la Luna, un sismógrafo para registrar terremotos y una pantalla para medir la intensidad del viento solar.
Armstrong y Aldrin también recogieron arena y fragmentos de rocas lunares para traerlas a la Tierra. Después de descansar en el Águila, ambos astronautas realizaron otra salida para recorrer y explorar parte de la zona en la que habían alunizado.
Finalmente, volvieron al módulo lunar que reemprendió el viaje y se unió con el módulo de mando Columbia para iniciar el regreso a la Tierra, que terminó el 24 de julio cuando éste cayó en el Océano Pacífico cerca de Hawai.
Una vez en la Tierra, los tripulantes del Apolo XI fueron sometidos a una cuarentena ante el remoto riesgo de que hubieran contraído algún germen desconocido lunar.
No se encontró ningún elemento biológico, lo cual confirmó la inexistencia de cualquier forma de vida pasada o presente en la Luna, asegura la NASA.
Los análisis quimicofísicos y cristalográficos revelaron que se trataba de materiales idénticos a los que se encuentran en la Tierra en rocas ígneas, las cuales son resultado de fusiones y en los meteoros.
Distintos estudios muestran que la Luna, al igual que la Tierra, tiene una constitución en estratos, y que en un tiempo estuvo en estado fluido, al igual que se encontraba nuestro planeta hace 4500 millones de años.