Este domingo se celebra el Día Mundial del Agua, cuyo objetivo es promover entre los países miembros actividades orientadas a fomentar la importancia de los recursos hídricos para el desarrollo, el bienestar social y los ecosistemas del planeta.
Ello, a la luz de las recomendaciones del capítulo sobre Agua Dulce del Programa de Acción para el Desarrollo Sustentable, conocido como Agenda 21.
En un comunicado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) refiere que el Día Mundial de Agua tiene su origen en la Conferencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo o Cumbre de la Tierra, que se celebró en Río de Janeiro, Brasil, en 1992.
Señala que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el tema del Día Mundial del Agua 2015 como “Agua y desarrollo sostenible: de la visión a la acción”.
La celebración representa una fecha clave para la comunidad internacional, pues los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) llegan a término y las negociaciones internacionales para la agenda del desarrollo post-2015 concluyen en septiembre.
Más de 300 participantes de agencias y programas de Naciones Unidas, expertos, representantes empresariales, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales se reunieron del 15 al 17 de enero pasado en Zaragoza, España, para debatir sobre las herramientas para implementar la agenda post-2015 relacionada con el agua.
El INEGI indica que el agua también está en el centro de la adaptación al cambio climático, sirviendo de vínculo crucial entre el sistema climático, la sociedad humana y el medio ambiente.
Explica que el agua es un recurso limitado e insustituible, clave para el bienestar humano, y sólo funciona como recurso renovable si está bien gestionado. Hoy en día más de mil 700 millones de personas viven en cuencas fluviales en las que su uso supera la recarga natural.
Tal tendencia, dice, indica que dos tercios de la población mundial podría vivir en países con escasez de agua para 2025.
Ante ello, considera que este recurso puede suponer un serio desafío para el desarrollo sostenible, pero gestionado de manera eficiente y equitativa, el agua puede jugar un papel facilitador clave en el fortalecimiento de la resiliencia de los sistemas sociales, económicos y ambientales a la luz de unos cambios rápidos e imprevisibles.
En 2013, la recarga de los acuíferos sobreexplotados alcanzó un monto de 11 mil 103 millones de metros cúbicos, cantidad menor al monto de la extracción en el mismo año que fue de 17 mil 88 metros cúbicos.
Ese mismo año se registró en México una cobertura de 86.82 por ciento del agua potable y alcantarillado a nivel nacional, mientras que con relación al tratamiento y disposición de aguas residuales, se registró una cobertura nacional de 69.56 por ciento.
La Conferencia Anual de la ONU sobre el agua efectuada en España se centró en la manera de llevar la agenda internacional del vital líquido a la acción. Se trata de una conferencia práctica sobre herramientas para la implementación y en la cual se decidirá la agenda internacional post-2015.
Así, el INEGI menciona que el objetivo y las metas del agua persiguen que los resultados de desarrollo sea tener personas sanas, aumento de la prosperidad, sociedades equitativas, ecosistemas protegidos y comunidades resilientes.
Todo ello a través del acceso universal a agua potable, saneamiento e higiene mejorando la calidad del agua y elevando el nivel del servicio, uso sostenible de los recursos hídricos aumentando y compartiendo los beneficios disponibles.
Además la gobernabilidad robusta y efectiva del agua con más instituciones y sistemas administrativos efectivos, calidad del agua mejorada y gestión de las aguas residuales, teniendo en cuenta las limitaciones medioambientales.
También por medio del riesgo reducido de desastres naturales producidos por el agua, protegiendo a los grupos vulnerables y minimizando las pérdidas económicas.