La pérdida de olor en casos de pacientes infectados por el coronavirus no se debe “a un edema en el nivel de la hendidura olfativa”, como se creía hasta ahora, y sí a una infección de las neuronas sensoriales que “provocan una inflamación persistente” del sistema nervioso olfativo, según un estudio divulgado este miércoles (05.05.2021) por el Instituto Pasteur.
Refutan antigua hipótesis
Esta investigación, en la que colaboran también los centros franceses CNRS, Inserm y la Universidad de París, refuta así una de las hipótesis hasta ahora aceptadas sobre la pérdida del olfato en pacientes con COVID-19, basada en “un edema transitorio al nivel de la hendidura olfativa que impide el paso del aire que lleva las moléculas del olor a las células nerviosas olfativas” (provocando la típica congestión nasal).
“Infección de neuronas sensoriales”
Sin embargo, el estudio encontró “una infección de neuronas sensoriales” entre los pacientes y el aumento de células inmunitarias en el órgano sensorial.
Todo ello puede constituir “una inflamación persistente del epitelio olfativo y del sistema nervioso olfativo” que conduce a la pérdida temporal del olfato.
“Hemos constatado que las neuronas sensoriales resultan infectadas por el SARS-CoV-2, así como el nervio olfativo y los centros nerviosos olfativos en el cerebro”, explica el investigador Pierre-Marie Lledo, coautor del estudio publicado en la revista Science Translational Medicine.
Pruebas PCR entre pacientes sin olfato podrían fallar
Este estudio ha descubierto también “de manera inesperada” que las pruebas clásicas nasofaríngeas PCR entre los pacientes sin olfato pueden fallar en la detección del virus, porque el patógeno puede “persistir al fondo de las cavidades nasales”
Por este motivo, “un cepillado nasal (otra técnica de recogida de muestras) puede considerarse para completar el frotado nasofaríngeo del test PCR en los pacientes que presentan una pérdida de olor”.
“Puerta de entrada al cerebro”
Por último, el estudio alerta de que “la infección de las neuronas olfativas puede constituir una puerta de entrada al cerebro”.
Así, sugiere realizar nuevas investigaciones para saber “por qué ciertos pacientes (con COVID-19) desarrollan manifestaciones clínicas de orden psicológico, como ansiedad o depresión, o neurológicos, como susceptibilidad de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa”.
(dw.com)