El fabricante japonés de autos Toyota reanudó este miércoles la producción en sus fábricas de Japón, tras estar paralizadas durante un día en la víspera a raíz de un ciberataque en uno de sus proveedores que afectó a su plataforma de pedidos.
Kojima Industries, uno de los principales proveedores de componentes de Toyota, sufrió un ataque de ransomware o “secuestro de datos” que dejó inoperativos sus servidores el pasado domingo y recibió un mensaje reclamando una recompensa a cambio de retirar el virus informático, según informó la propia empresa.
El incidente llevó a Toyota a suspender en la víspera todas las operaciones en sus 14 plantas de producción nacionales, incluyendo las de sus marcas Hino y Daihatsu, lo que supuso una caída de la producción prevista de 13 mil unidades, en torno a 5 por ciento de su volumen mensual.
Pese a que el fallo del sistema informático del proveedor no se ha solucionado totalmente y “llevará algún tiempo recuperar por completo el sistema de Kojima, alrededor de una o dos semanas, ahora podemos usar una red alternativa” para intercambiar datos sobre los pedidos y entregas, dijo hoy a Efe una portavoz de Toyota.
Las autoridades japonesas están analizando el caso para determinar el origen del ciberataque, que se produjo poco después de que varios países alertaran de la posibilidad de que Rusia efectuara ataques de este tipo sobre objetivos de países que han apoyado las sanciones en su contra por la invasión de Ucrania, disparando las especulaciones.
El Ejecutivo nipón no ha descartado el conflicto en Europa del Este como un posible origen de éste y futuros ataques informáticos, y ha llamado al sector privado a reforzar sus defensas informáticas.
“Tras la situación de Ucrania, está aumentando el riesgo de que las empresas se puedan ver afectadas. Este impacto puede producirse no sólo en la empresa en sí, sino también en las entidades que tienen negocios con ellas y finalmente a la cadena de suministro”, ha dicho al respecto el portavoz del gobierno, Hirokazu Matsuno.
Japón se ha sumado a las medidas punitivas contra Moscú puestas en marcha por países del G7 y la Unión Europea, entre ellas la exclusión de bancos rusos del sistema internacional Swift o la congelación de activos de entidades e individuos rusos.
(milenio.com)