Adriana Sánchez, una madre mexicana de dos hijos, teme que los casi 300 dólares mensuales que le envía su esposo desde Estados Unidos ya no le alcancen para cubrir los gastos familiares ante una fuerte apreciación del peso y la persistente inflación que han afectado su presupuesto.
Actualmente, México recibe casi 60 mil millones de dólares en remesas al año -en su gran mayoría de Estados Unidos-, un pilar para el gasto de muchos hogares del país, uno de los mayores beneficiarios de estos recursos en todo el mundo.
Pero el surgimiento del fenómeno conocido como “súper peso” no solo está golpeando los ingresos petroleros y la recaudación fiscal, sino que hace que esos dólares ya no rindan como antes.
Impulsado por las tasas de interés más altas del banco central y el nearshoring -el traslado de las cadenas de producción a Norteamérica desde Asia-, el peso mexicano se ha fortalecido más de 14 por ciento frente al dólar este año, superando a sus pares internacionales.
Sánchez, de 39 años, quien reside en el estado Tlaxcala, al este de Ciudad de México, dijo que ha hecho varios ajustes al gasto familiar: primero reduciendo las salidas a pasear con sus hijos y, más recientemente, comprando menos kilos de carne.
“Por más que trato de estirar (el dinero), no es suficiente”, se lamentó, preocupada porque sabe que pronto tendrá que hacer nuevos ajustes a su bolsillo ya que debe comprar los materiales para el nuevo ciclo escolar.
Los más pobres
Hace un año, la moneda mexicana cotizaba alrededor de 20.40 por dólar. Ahora, un dólar vale 16.70 pesos.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha invertido millones de dólares en programas de apoyo social e insta repetidamente a sus compatriotas a seguir enviando dólares al país, ayudando a que el gasto de los consumidores sea un baluarte de crecimiento desde que terminó la pandemia.
Pero la presión sobre las remesas está afectando a los hogares más pobres. “El poder adquisitivo de las remesas se ha deteriorado debido a la apreciación del tipo de cambio”, dijo Carlos Serrano, economista en jefe del banco BBVA México.
“El impacto me parece que se ve en familias de menores ingresos (…) en los estados con mayor recepción de remesas”, agregó.
La economía creció 3.1 por ciento el año pasado y se espera que se expanda más lentamente este año. Aún así, la
actividad general ha sido más sólida
de lo previsto inicialmente.
El crecimiento se estancó en mayo, con un sector de servicios mediocre, que abarca la mayor parte de la demanda interna, arrastrando la economía, según mostraron datos divulgados esta semana.
Inflación
Si bien las remesas a México se encaminan hacia otro año récord, ya no están creciendo tan rápido.
Los envíos aumentaron 13.4 por ciento el año pasado a casi 58 mil 500 millones de dólares. Durante el período enero-mayo, ese crecimiento desaceleró a 10.3 por ciento.
El hecho de que las remesas sigan aumentando sugiere que algunos mexicanos están enviando más para compensar la inflación, opinó Pablo López, profesor de economía del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
La inflación general alcanzó un récord de 8.7 por ciento el verano pasado y ahora se ha reducido a casi la mitad de ese nivel. Pero la inflación subyacente sigue en niveles elevados y el banco central ha mantenido las tasas de interés por encima del 11 por ciento, ejerciendo presión sobre los préstamos.
La inflación también está complicando la vida de los mexicanos en Estados Unidos.
Manuel, un trabajador de limpieza de 42 años que vive en California, dijo que solía enviar a casa 100 dólares por semana. Pero como subió el alquiler de la habitación que comparte con otras dos personas, solo puede enviar entre 70 y 80 dólares actualmente.
“¿Qué más se puede uno pedir que poder ayudar a su familia?”, se preguntó. “Pero aquí no siempre hay trabajo, y menos para los que no tenemos papeles (documentos para trabajar)”, agregó.
Por el contrario, Verónica, una empleada en una tienda comercial en California, dijo que solía enviar a su familia en Tlaxcala 100 dólares a la semana, pero que ahora debe transferir 40 dólares más para ayudarlos a sobrellevar la situación.
“No me están pidiendo más, pero también todo ha subido en México y ya no pueden llegar a fin de mes con el mismo dinero”, afirmó la mujer de 45 años.
Incluso aquellos que reciben significativamente más dinero están sintiendo la misma presión.
Georgina Cárdenas, de 34 años, aseguró que los mil 200 dólares mensuales que recibe de su esposo, un trabajador de la construcción en Estados Unidos “(antes) eran suficientes para mis dos hijos” y otros gastos. “Pero ya no.”
(milenio.com)