El grupo automotriz europeo está sufriendo los males que afectan a todo el sector automotriz. La lentitud de las ventas de vehículos, la competencia de los operadores chinos y la incierta trayectoria de la transición a los vehículos eléctricos han dado lugar a una serie de advertencias, como las de Mercedes, BMW y Volkswagen (VW). Además, Stellantis logró caer en un bache en Estados Unidos, que en gran medida es de su propia creación, lo que estaba detrás de la enorme advertencia de utilidades de esta semana.
Su problema es que, en el favorable panorama posterior a la pandemia de covid (en el que la demanda de vehículos superó a la oferta), pisó el acelerador demasiado fuerte. Subió los precios y redujo los modelos menos rentables, lo que llevó a márgenes operativos récord en América del Norte de más de 16 por ciento en 2022, según S&P Capital IQ, casi el doble de General Motors en el mismo periodo.
Esa estrategia se estrelló contra un muro. Los consumidores redujeron su participación de mercado de 13 a 8 por ciento desde la pandemia, de acuerdo con Harald Hendrikse de Citigroup, lo que tuvo como resultado una enorme acumulación de inventarios de los mayoristas. Los esfuerzos para compensar esto, reduciendo los precios y la producción, explican gran parte de la advertencia de utilidades de Stellantis. Apenas alcanzará el punto de equilibrio en América del Norte, su mayor fuente de utilidades, en la segunda mitad del año. El flujo libre de efectivo, que se esperaba que fuera positivo, pasará a ser una pérdida de entre cinco mil quinientos y once mil millones de dólares (mdd).
Eso deja a Stellantis sin ningún argumento de venta para los inversionistas. Ahora hay que revisar los rendimientos del capital. Peor aún, parece que la rentabilidad líder del sector del grupo –que lo convirtió brevemente en un favorito del mercado– era simplemente insostenible. Como ya pudieron comprobar muchas empresas de consumo, enfocarse en los costos a expensas de las ventas es una receta para el éxito fugaz y la angustia duradera.
El camino de regreso de Stellantis será largo y tortuoso. Recuperar la participación de mercado es un proceso laborioso que implica nuevos modelos e inversión en marcas. La alternativa (reducir marcas y capacidad) es dolorosa. Como era de esperar, en la prensa italiana volvieron a surgir rumores sobre una fusión con el grupo francés Renault (algo que Stellantis negó en febrero).
Los inversionistas también pueden estar preocupados por la magnitud del problema que la empresa acumuló antes de pisar el freno. La confianza en el prestigioso jefe del grupo, Carlos Tavares, resultó afectada. Dado que su contrato vence en 2026, Stellantis ya empezó a buscar a su sucesor.
Con Stellantis, con unas ganancias futuras de alrededor de tres veces y cotizando aproximadamente en línea con rivales europeos como VW y Renault, no está claro por qué alguien se subiría ahora a bordo de su viaje de recuperación.
(milenio.com)