Berlín.- Alemania y otros diez estados europeos acercan posturas en las negociaciones de cara a cerrar un acuerdo en torno al polémico impuesto a las transacciones financieras, después de años de desencuentros.
Tres años después de que los 11 países cerrasen un acuerdo preliminar para poner en marcha este polémico impuesto, su introducción en la economía es “realista”, aseguró Stephan Schulmeister, del Instituto de Investigaciones Económicas de Austria (Wifo, por sus siglas en alemán).
“Todavía en 2014 parecía que Francia no estaba totalmente conforme o que apostaría por una versión más simplificada. Ahora los franceses también están preparados para gravar con este impuesto a los derivados”, explicó el profesor.
Austria está a cargo del grupo de trabajo que desde hace tiempo busca un consenso político entre las 11 naciones.
En los últimos meses, las conversaciones entre los países avanzan. “Son las negociaciones más transparentes y estructuradas que se han llevado hasta el momento”, señaló Schulmeister.
A su entender, con dos grandes países como Francia y Alemania formando parte del acuerdo este impuesto puede tener un gran impacto en la eurozona. “Si funciona, se unirán más países a él”, estimó.
El economista sueco Magnus Wiberg no se muestra tan optimista como su colega austríaco y considera posible que la introducción del impuesto sobre transacciones financieras fracase y no llegue a funcionar a pleno rendimiento.
“La experiencia sueca demuestra que quienes compran y venden en los mercados financieros encuentran caminos y resquicios para evadir el pago del impuesto”, señaló el ex economista del Banco Central de Suecia, quien en la actualidad trabaja en el Instituto de Investigación Económica del Ministerio de Hacienda de Suecia.
En este sentido, parece muy difícil definir por ley que tipo de transacción financiera estará sometida a la obligación fiscal.
Suecia introdujo un impuesto similar en el año 1984 y lo abolió de nuevo ocho años después. “Una vez que se impone la tasa, se desarrollan nuevos instrumentos financieros libres de impuestos que hacen lo mismo que los productos viejos”, añadió.
Este impuesto sobre transacciones financieras que genera debate desde hace años en la opinión pública alemana, está en principio pensado para poner freno a las operaciones especulativas que se dan en los mercados financieros internacionales.
Se trata, además de una tasa que podría servir para recaudar mucho dinero a los estados.
En la actualidad, se habla de situar el importe del impuesto en un 0.1 por ciento en el caso de comercio con acciones y en un 0.01 por ciento si se trata de operaciones de compraventa de derivados.
Las transacciones bancarias de la vida cotidiana quedarían exentas de la aplicación de este impuesto sobre actividades financieras.
Con la implantación de esta tasa, Alemania podría recaudar en torno a los 44 mil millones de euros anuales, según cálculos del Instituto Alemán de Investigación Económica.
En el caso de Francia, el mismo estudio estima que los ingresos por la introducción de este impuesto rondarían los 36 mil millones de euros, mientras que en un país más pequeño, por ejemplo Austria, podría aportar alrededor de un millón y medio de euros anuales a las arcas públicas.
Junto a Alemania negocian el acuerdo sobre la introducción del impuesto sobre transacciones financieras Italia, Bélgica, Austria, España, Estonia, Grecia, Portugal, Eslovaquia, Eslovenia y Francia.