Moody’s proyecta que en México se registrará una desaceleración impulsada por las altas tasas de interés y un repunte en las economías más pequeñas, en los próximos años.
Según su estimación, el Producto Interno Bruto (PIB) del país crecerá en 1.5 por ciento al finalizar el año en curso, además de que pronostica que para 2025 se ubique en 1.3 por ciento.
Mientras que para 2026, la calificadora estima que el crecimiento económico se ubique en dos por ciento.
De acuerdo con la agencia, la situación en América Latina es variada, aunque el crecimiento se mantendrá sólido en comparación con la última década.
También proyectó una desaceleración en Argentina, derivada de las medidas de austeridad destinadas a corregir los desequilibrios fiscales y externos de larga data. Así como Brasil, que experimentará una desaceleración a medida que las altas tasas de interés afecten la actividad económica.
Advirtió que la inflación se desacelerará en la mayoría de las grandes economías emergentes el próximo año.
Lo anterior sumado al inicio de la flexibilización monetaria este 2024 por parte del Sistema de Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo y los bancos centrales de otros mercados desarrollados y emergentes, conducirá a una ampliación de los recortes de tasas en los mercados emergentes.
Sin embargo, resaltó que los bancos centrales de todo el mundo tratarán de adoptar posturas neutrales en 2025 al mantener condiciones económicas estables sin estimular ni restringir el crecimiento.
La semana pasada, la calificadora ajustó su perspectiva sobre la calificación crediticia de deuda soberana, de estable a negativa del país.
Detalló que el deterioro de la asequibilidad de la deuda y la mayor rigidez del gasto público dificultan la consolidación fiscal, tras la ampliación del déficit público este año, lo que supone una desviación de una trayectoria de larga data de déficits bajos, independientemente de las presiones económicas.
Agregó que la reforma al Poder Judicial corre el riesgo de erosionar los controles y contrapesos del sistema judicial de México, con un posible impacto negativo en la fortaleza económica y fiscal del país.
Por último, consideró que existe una mayor probabilidad de que los pasivos contingentes derivados de Petróleos Mexicanos (Pemex) se materialicen en el balance del gobierno, sin que se restablezca la sostenibilidad de la deuda a largo plazo de la empresa estatal y, por lo tanto, se mantengan los riesgos fiscales.
“El cambio de perspectiva se debe, en nuestra opinión, de un debilitamiento de la formulación de políticas y del entorno institucional que corre el riesgo de socavar los resultados fiscales y económicos”, dijo.
Sin embargo, ratificó la calificación crediticia de México en “Baa2” debido a que “el país continúa beneficiándose de una sólida fortaleza económica que seguirá estando respaldada por la diversidad de la economía, así como por los beneficios potenciales del nearshoring”, agregó.
Señaló que los desequilibrios macroeconómicos modestos gracias a un historial de políticas fiscales y monetarias relativamente prudentes respaldan la calificación.
Cabe recordar que México está a dos escalones de perder el grado de inversión con las agencias Moody’s y Standard and Poor’s, mientras que está a un escalón de perder el grado de inversión con Fitch.
Este cambio en la perspectiva de la calificación crediticia es el primero de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum.
De acuerdo con analistas de Banco Base, de seguir los cambios en la perspectiva de calificación, implicaría un mayor riesgo de la economía de México que resultaría en depreciaciones del peso, salidas de capitales y mayor costo de financiamiento.
(milenio.com)