Por décadas, a nivel popular, se creyó que los inventores mexicanos sólo creaban detectores de fantasmas o robots para cambiar pantuflas. La tradición creativa contradice esa noción, desde que José Antonio Alzate creó en 1790 el flotador que hoy corta el flujo en los depósitos de agua de todo el mundo.
Pero en la década pasada, la invención nacional conquistó cumbres insospechadas. Por mencionar un puñado, en 2009 el ingeniero Reynaldo Vela creó una cápsula de protección anti sismo que resiste entre 40 y 600 toneladas. En 2015, Sergio Aguirre desarrolló una combinación de software y hardware para proyectar hologramas 3D de tomografías y resonancias magnéticas.
En 2016, la bioquímica Gabriela León halló la súper molécula Nbelyax y el modo de utilizarla como ingrediente activo para matar distintos virus, como la gripe y el ébola; José Carlos Rubio creó el geopolímero fotoluminiscente, un cemento que emite luz en la oscuridad, y que puede, por ejemplo, iluminar un sendero o una carretera; y el ingeniero Reynaldo Vela consiguió desarrollar combustible a partir de la orina, que podría utilizarse en misiones espaciales prolongadas.
Y en 2018, el ingeniero Manuel Piñuela inventó el “Freevolt”, adminículo que concentra la energía que flota en el ambiente para recargar dispositivos pequeños; y el biólogo Carlos Monroy desarrolló “BioUrban”, un árbol de acero de cuatro metros metros capaz de transformar hasta tres toneladas del aire contaminado en oxígeno puro.
No obstante, la inventiva mexicana parece haber entrado ya en un periodo de desaceleración. Después de haber alcanzado su máximo histórico en 2018, las solicitudes de registro de patentes pasaron de 3 mil 881 presentadas ese año, a 2 mil 560 en 2022, un total de 1 mil 321 propuestas menos, lo que significa una caída de 34 por ciento.
De hecho, 2022 es el año más bajo en cuanto a presentación de solicitudes de registro desde 2010, cuando se llegó a 3 mil 173 solicitudes; pero equiparable, sin embargo, a 2009, cuando la productividad de los inventores en el país comenzó un ascenso sostenido que alcanzó dos picos: en 2018 el mayor, y en 2012 el segundo más alto, con 3 mil 784 solicitudes
En cuanto a 2023, en el primer trimestre del año se presentaron 1 mil 149 solicitudes de registro lo que ―de consolidarse la tendencia en lo que resta del año― apuntaría a un nivel aún más bajo que 2022, y que todo el periodo del “boom” de la inventiva mexicana (2009-2018), e incluso de los últimos 30 años.
Así lo concluye una investigación de MILENIO efectuada a partir del volcado y filtrado de datos indexados por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
Las entidades con mayor desaceleración en la presentación de solicitudes de patentes en el periodo fueron Campeche, Durango, Tlaxcala, Tamaulipas, Guanajuato, Coahuila, Chiapas, Sonora, Veracruz y Nayarit, con retrocesos de entre 60 y 100 por ciento.
La Ciudad de México, que tradicionalmente solía ser el líder en presentación de prototipos, pasó de 844 solicitudes en 2018 a sólo 565 en 2022, lo que significó una remisión de 33 por ciento.
A pesar del retroceso general, nueve entidades registraron aumento de solicitudes de entre 3 y 72 por ciento: San Luis Potosí, Hidalgo, Michoacán, Baja California Sur, Nuevo León, Tabasco, Zacatecas, Quintana Roo y Yucatán. También creció el número de solicitudes de registro de mexicanos en el extranjero.
En cuanto a las patentes autorizadas, en cambio, hay un comportamiento irregular, pues el periodo reúne el ejercicio con mayor aprobación y el de menor aprobación desde 2004: en 2021 se alcanzó el pico más alto, con mil 569 aprobaciones, y en 2020 el nivel más bajo, con 719.
El promedio de aprobaciones en el periodo 2018 – 2022, no obstante, es de mil 194 por año; mientras que de 2009 a 2017, fue de mil 322.
Campeche y SLP: dos caras de la moneda
Tras el ingreso de México al Tratado de Libre Comercio (TLC) en 1994, hoy T-MEC, parece haberse disparado la de por sí audaz creatividad de los inventores mexicanos.
De acuerdo con el Catálogo de Inventores Mexicanos 1980 -2000 generado por el IMPI, en 1995 Miguel Ángel Almaguer inventó la máquina purificadora y expendedora de agua, mientras Manuel Alamillo Torres patentó mejoras en reglas apoyadoras para cirugía radial en córnea. En 1988, Eduardo Alaluf, Raúl Ugalde y José Ramón Franco crearon un cable de fibra óptica de doble envolvente repelente al agua.
En 2000, María Teresa Araujo creó la silla convertible en escalera, Rafael Castrejón García inventó un radiómetro unidireccional de amplio espectro y lectura directa; y Leonel Eduardo Lechuga desarrolló un anulador de campos electromagnéticos nocivos para la salud.
En 2001, Víctor Manuel Castaño y Rogelio Rodríguez patentaron una pintura antigrafiti, Deltum 3000, repelente a las pintas vandálicas. En 2005, Joel Sosa y Sergio Omar Galván crearon un cemento translúcido, que permite el paso de un 70 por ciento de luz.
Ya en el periodo del “boom”, Arturo Solís creó en 2010 el Bat-gen, una batería infinita capaz de durar 100 años, a partir de la interacción entre melanina y agua. Y en 2017, Julián Ríos Cantú desarrolló un sostén capaz de detectar el cáncer. Al año siguiente los inventos mexicanos alcanzaron su máximo nivel de productividad, y después comenzó la contracción.
De 2018 a 2022, 22 entidades de la República mostraron retrocesos en el número de solicitudes de registro de patentes ante el IMPI. En primer lugar está el estado de Campeche, que en 2018 presentó 23 solicitudes, y en 2022 ninguna, por lo que su caída fue de 100 por ciento.
Después están Durango, que pasó de 33 solicitudes a cinco (-84.84 por ciento); Tamaulipas, de 113 a 23 (-79.64 por ciento); Tlaxcala, de 19 a 4 (-78.94 por ciento); Guanajuato (-68.5 por ciento); Coahuila, de 151 a 50 (-66.8 por ciento); Chiapas de 23 a ocho (-65.21 por ciento); Sonora, de 52 a 19 (-63.46 por ciento), Veracruz, de 72 a 27 (-62.5 por ciento), y Nayarit, de diez a cuatro (-60 por ciento).
Cuatro estados presentaron disminución de solicitudes en más de 45 pero menos de 56 por ciento: Morelos, que pasó de 72 a 32 solicitudes (-55.5 por ciento); Sinaloa, de 80 a 37 (-53.75 por ciento); Puebla, de 187 a 91 (-51.33 por ciento); y Oaxaca, de 20 a 11 (-45 por ciento).
Están después, con contracciones menores a 40 por ciento, Guerrero, que pasó de 8 a 5 (-37.5 por ciento) y Chihuahua, de 130 a 86 (-33.84 por ciento).
Entre las entidades más pobladas e industriales que presentaron reducción de solicitudes de patentes en el período están Ciudad de México, que pasó de 844 a 565 (-33.05 por ciento); Jalisco, de 581 a 417 (-28.22 por ciento), Estado de México, de 281 a 215 (-23.48 por ciento); Querétaro, de 101 a 79 (-21.78 por ciento),
Y enseguida Colima, de 15 a 12 (-20 por ciento); Aguascalientes, de 39 a 22 (-17.94 por ciento); y Baja California, de 56 a 49 (-12.56 por ciento).
Contra la tendencia prevaleciente de retroceso, de 2018 y 2022 nueve entidades mostraron crecimiento en el número de solicitudes de patentes. En primer lugar, San Luis Potosí, que pasó de 43 solicitudes en 2018 a 72 en 2022, un crecimiento de 72.09 por ciento.
Después, Hidalgo, que de 48 propuestas pasó a 59 (22.91 por ciento); Michoacán, de 33 a 39 (18.18 por ciento); Nuevo León, de 322 a 350 (8.69 por ciento); Tabasco, de 12 a 13 (8.33 por ciento); Zacatecas, de 29 a 31 (6.89 por ciento); Quintana Roo, de 28 a 29 (3.57 por ciento); Yucatán, de 66 a 68 (3.03 por ciento), y Baja California Sur, de 8 a 9 (1.25 por ciento).
También creció el número de solicitudes de registro de mexicanos en el extranjero, que en 2018 presentaron sólo una propuesta y en 2022, nueve, lo que representa un crecimiento de 80 por ciento.
Inventos para consumo
Pero uno de los grandes atractivos de la invención son los instrumentos de la vida diaria que pueden comercializarse a gran escala. En ese espectro las invenciones mexicanas también han destacado.
Por ejemplo, en 1995 Gustavo Alcocer creó una piñata plegadiza. En 2000, Antonio Díaz de León Lozano patentó una prenda moldeadora para glúteos y abdomen. Y en fin, más de 40 registros de mejoramiento de tapas para envases de diversos orden de 1980 a la fecha.
Las solicitudes de registro de invenciones se dividen en cuatro categorías: patentes de invenciones, diseños industriales, modelos de utilidad ―utensilios, aparatos o herramientas―, y trazado de circuitos integrados, de acuerdo con la Ley Federal de Protección Industrial.
En tres décadas, de acuerdo con registros del IMPI, entre enero de 1993 y junio de 2023, se han otorgado 257 mil 179 patentes, de las cuales 170 mil 701 se autorizaron de 2008 en adelante, es decir, el 66 por ciento.
De acuerdo con la clasificación por área tecnológica de los proyectos de innovación aprobados, 82 mil 911 corresponden al grupo de “artículos de uso y consumo” (32.23 por ciento); 50 mil 379, a “técnicas industriales diversas” (19.58 por ciento); 49 mil 143, a “química y metalurgia” (19.10 por ciento); 25 mil 115, “electricidad” (9.76 por ciento); y 22 mil 330, “física” (8.68 por ciento).
De igual forma, 14 mil 397 se ubican en la categoría de “mecánica, iluminación, calefacción, armamento y voladuras” (5.59 por ciento); 9 mil 235 en “construcciones fijas” (3.59 por ciento); y 3 mil 769 a “textil y papel” (1.46 por ciento).
El costo por una solicitud de registro de patente ante el IMPI es de 5 mil 278 pesos, y tiene una vigencia de 20 años.
En el caso de los modelos de utilidad, tienen un precio de 2 mil 320 pesos, con vigencia de 15 años. Para diseño industrial es el mismo precio, pero en este caso la vigencia es de cinco años, renovables por un periodo de 25.
En todos los casos ya se incluye el Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Registrar los inventos no es barato, pero vale la pena hacer el esfuerzo para que no te roben tus ideas.
(milenio.com)