Caracas.- La reactivación del sistema de subasta de divisas para importadores por parte del gobierno venezolano carecerá de impacto para paliar la escasez de productos básicos en los mercados, advirtió hoy el catedrático Boris Ackerman.
“Definitivamente estas subastas no tendrán impacto, las subastas son mecanismos espasmódicos, es decir, no son a nivel constante sino a un nivel bien puntual”, explicó Ackerman.
El catedrático de la pública Universidad Simón Bolívar (USB), aseguró que el llamado a subastas “obedeció a las protestas que hubo la semana antepasada ante el encarecimiento o la falta de repuestos para vehículos”, en todo el país.
Sin embargo, la decisión gubernamental de adjudicar más de 200 millones de dólares al sector transporte para importaciones de repuestos probablemente conlleve a prácticas de sobrefacturación mientras la escasez seguirá, añadió el economista privado.
“Lo que va a ocasionar es la acostumbrada sobrefacturación de las importaciones de parte de los mercados de distribución, la acostumbrada distribución hacia privilegiados, en palabras sencillas: nada de esto alivia la escasez”, recalcó.
Ackerman subrayó que “el problema de fondo es el control de cambios” ya que el gobierno entrega divisas a los importadores a un precio de 12.8 bolívares por dólar, mientras en el mercado paralelo el dólar supera los 400 bolívares.
Esta distorsión, abundó Ackerman, genera “corruptelas y sobrefacturaciones de empresas de maletín”, que importan productos a 12.8 bolívares por dólar, para después vender la divisas a un precio 30 veces mayor en el mercado negro.
El analista indicó que Venezuela tiene problemas crónicos de escasez pese a que se realizaron importaciones de 40 mil y 50 mil millones de dólares, una cifra que supera ampliamente las necesidades reales del país petrolero.
“Venezuela con 30 mil millones de dólares anuales estaría más que tranquila en materia de importaciones, pero claro está, las importaciones se inflan porque hay intereses”, dijo Ackerman sobre el “podrido” sistema de controles.
Para el catedrático, estas corruptelas son consecuencia de los “incentivos perversos” que genera el actual control de cambios, por lo que la solución de fondo pasa necesariamente por cambiar el modelo económico “socialista”.
“Al final si no se hacen ajustes de carácter estructural va a ser imposible que el país mejore. El problema de fondo es el control de cambios y toda la estructura legal de controles del modelo socialista”, recalcó.
Ackerman advirtió finalmente que ante el mantenimiento del sistema de controles “el panorama en los próximos meses es de mantenimiento de la escasez, de las colas, de las corruptelas y una inflación copiosa”.