Río de Janeiro.- Brasil encara otro año de débil crecimiento económico que, según el Banco Mundial, podría concluir con una alza de apenas 1.0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), cifra que es disputada por analistas locales del sector.
Las cifras provisionales de 2014 indican que la séptima economía del planeta podría haberse incluso contraído.
El último indicador oficial disponible señala que en noviembre pasado la economía creció apenas 0.04 por ciento, un leve repunte respecto a la caída de 0.12 por ciento del PIB de octubre anterior.
De esa forma, de enero a noviembre de 2014 la mayor economía de América Latina –inmersa en un proceso de desaceleración provocado, entre otras cosas, por el llamado fin del ´boom´ de las materias primas- se contrajo 0.12 por ciento y no está claro si Brasil cerrará 2014 con crecimiento casi plano o en números rojos.
Lo más preocupante es que los indicadores parecen apuntar a que Brasil tendrá un mejor desempeño en 2015, cuando según el Banco Mundial el país debe crecer 1.0 por ciento.
Esos datos de crecimiento son muy bajos, si se tiene en cuenta que la media de los países en desarrollo para este año es de 4.8 por ciento, y 2.2 para las economías desarrolladas, de acuerdo con el Banco Mundial.
La institución prevé una “desaceleración desordenada” de Brasil, así como de otros países sudamericanos como Argentina y Venezuela, pese a la llegada de un nuevo equipo económico con el nuevo mandato de la presidenta reelecta Dilma Rousseff.
Pero comparado con el pronóstico de economistas locales, las cifras señaladas por el Banco Mundial podrían ser incluso optimistas.
Esta semana un panel de analistas y expertos consultados por el Banco Central de Brasil pronosticó que el PIB progresará apenas 0.40 por ciento en 2015, por lo que revisaron a la baja las perspectivas económicas del gigante sudamericano.
Asimismo, la inflación que en 2014 se situó en 6.41, debería alcanzar 6.60 por ciento, con lo que se supera el objetivo del gobierno de 6.50 por ciento, pese a la ralentización económica.
Los analistas señalan que el nuevo ministro de Hacienda, Joaquim Levy, deberá llevar a cabo un corte en el gasto para equilibrar las cuentas públicas, así como acometer reformas para hacer más competitiva la economía brasileña y fomentar las inversiones.
La economía brasileña se enfrenta a un período de reajuste y de desaceleración, pese a que la presidenta Rousseff prometió tomar medidas para reactivarla, después que el país creciera en promedio 1.6 por ciento en su primer mandato, cifra que la oposición atribuye a erróneas políticas económicas.