Río de Janeiro.- Brasil evalúa el impacto en su economía de la desaceleración económica de China, que en 2014 creció al menor ritmo en más de dos décadas, ya que el gigante asiático es el mayor socio comercial de este país sudamericano.
China reportó un crecimiento de 7.4 por ciento en 2014, por debajo de la meta oficial de 7.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y la desaceleración amenaza ahora con llevar el crecimiento al 7.0 por ciento este año e incluso a generar deflación.
Ese escenario provocó preocupación en Brasil, por ser China uno de los mayores consumidores de materias primas del planeta y el mayor socio comercial del país sudamericano, en una relación bilateral valuada en 78 mil millones de dólares el año pasado.
Las exportaciones de Brasil a China ascendieron el año pasado a 40 mil millones de dólares, fundamentalmente de productos como soja, mineral de hierro y derivados del petróleo.
“Brasil debe ahora tratar de diversificar sus exportaciones para vender a China otros productos atendiendo a la nueva política de Beijing, que es reducir la dependencia exportadora y potenciar el consumo interno”, señaló Larissa Wachholz, de la consultora Vallya, con oficinas en ambos países.
Wachholz apuntó que “lo más afectado será el mineral de hierro”, del que Brasil es uno de los tres mayores productores mundiales y cuyo precio cayó cerca de 50 por ciento en 18 meses como consecuencia de la menor demanda del gigante asiático.
“La menor demanda de China, aún cuando creemos que la próxima década los chinos seguirán con la política de urbanización, puede provocar una reducción de las inversiones en ese sector aquí en Brasil, en especial de productores pequeños con mayores costes”, añadió.
El 30 por ciento de las exportaciones brasileñas a China en 2014 fue mineral de hierro, totalizando unos 12 mil 300 millones de dólares, según datos oficiales.
Para otras fuentes, como el profesor André Nassif, experto en economía internacional de la Universidad Federal Fluminense (UFF) y colaborador de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), el riesgo está en que el crecimiento chino se desacelere aún más.
“Algunos economistas apuntan que China podría crecer apenas 3.0 por ciento a corto plazo. Eso sería lo peor para Brasil”, explicó Nassif antes de matizar que la naturaleza del régimen político-económico chino probablemente permitirá evitar ese escenario.
“No creo que eso suceda porque el gobierno chino sabe que ese escenario podría ser peligroso para la estabilidad”, aseveró.
“Antes de que ocurra intervendrán” en la economía, indicó Nassif en referencia a la capacidad de Beijing de utilizar sus recursos financieros –cuatro billones de reservas de divisas- para estimular el crecimiento.
Como en otros países de América Latina productores de materias primas, como Chile o Perú, en Brasil preocupa también la estructura de la balanza comercial bilateral, a pesar de que esta nación es una de las pocas del mundo que mantiene un superávit en sus intercambios con China.
Los expertos critican la excesiva dependencia de las materias primas y el sector agroalimentario, que juntos suman en torno al 80 por ciento del total de las exportaciones brasileñas a China.
Además cuestionan el cada vez mayor valor añadido de las importaciones chinas, que van desde productos de telecomunicaciones hasta maquinaria.