El gasto en pensiones constituye una fuente de vulnerabilidad para las finanzas públicas, y para atender oportunamente este riesgo es necesario fortalecer las aportaciones al SAR y revisar otras medidas complementarias, afirmó la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafore).
El organismo destacó en un documento que la primera medida debe ser elevar las aportaciones al Sistema del Ahorro para el Retiro (SAR), y de manera paralela revisar la edad mínima de retiro.
Así como el esquema de cuota social (para dotarla de mayor progresividad y estímulo al ahorro voluntario), los programas de pensiones no-contributivas en los diferentes niveles de gobierno y el ahorro voluntario.
En ese sentido, expuso que el “presupuesto Base Cero” brinda la oportunidad para que autoridades, organizaciones obreras y patronales, centros académicos y opinión pública en general reconsideren las acciones que contribuyen a mejorar las pensiones y den viabilidad en el largo plazo a las finanzas públicas.
El organismo destacó que al término del año pasado, el gasto en pensiones alcanzó 526 mil millones de pesos, lo que representó 11.5 por ciento del gasto total del gobierno federal comparables con los 710 mil millones de pesos en educación (15.6 por ciento del gasto) que es el rubro más importante del gasto “programable”.
El problema fiscal, sin embargo, es que la dinámica del gasto en pensiones es mayor que el de educación, pues hay un crecimiento anual en pensiones de 11.58 por ciento en los últimos cinco años, frente a 2.0 por ciento en educación.
En ese sentido, proyectó que el gasto en pensiones del gobierno federal se incrementará 525 mil millones de pesos en 2014 a 912 mil millones de pesos en 2020.
Ello implica que aún y si el Producto Interno Bruto (PIB) registrara un crecimiento promedio de 4.0 por ciento en lo que resta de esta década y 4.5 por ciento anual en la siguiente, para 2030 el gasto en pensiones habría aumentado de 3.08 por ciento del PIB, en 2014, a 5.43 por ciento en ese año.
El órgano que aglutina y representa los intereses de las Afores destacó que para mantener el gasto en pensiones fijo como porcentaje de los ingresos tributarios, estos últimos tendrían que aumentar en promedio a una tasa anual de 8.1 por ciento en los próximos 20 años.
“Las cifras anteriores ponen de manifiesto, primero, que el gasto en pensiones puede ser la principal fuente de vulnerabilidad de las finanzas públicas en un futuro relativamente cercano, por lo que la atención a este tema debiera ser prioritaria e impostergable en el diseño de políticas públicas”, apunto.
La Amafore añadió que el régimen de pensiones actual, el SAR, contribuyó a disminuir las presiones sobre las finanzas públicas, pero está fuera de su alcance detener esta presión.
De ahí, anotó, si se reconoce la vulnerabilidad de las finanzas públicas al gasto en pensiones y la presión social que ello puede llegar a provocar, resulta fundamental responder de inmediato a este reto.