Guadalajara.- Los maíces criollos del campo de Jalisco se convirtieron en una alternativa nutricional y en patrimonio genético que expresa la riqueza biológica de México, como centro mundial de origen del grano.
El secretario de Desarrollo Rural, Héctor Padilla Gutiérrez, expresó que para detonar el potencial de los maíces nativos mexicanos, está en marcha un proyecto para fomentar su comercialización y posicionamiento en el consumo popular, además de asegurar un banco de material genético.
Añadió que dicho plan se aplica en Tolimán, Zapotitlán de Vadillo, Tuxpan y Cuautitlán de García Barragán. “Estos dos últimos municipios, con origen náhuatl, conservan la tradición de cultivar este tipo de granos”, dijo.
Señaló que con el objetivo de promover los maíces llamados criollos, e impulsar la comercialización de productos a base de estos cereales, se realizará el próximo viernes la Feria Sabores y Saberes, en la cabecera municipal de Tuxpan.
Ricardo Fabián Ortiz, uno de los organizadores de la feria, dijo que en este segmento de granos mexicanos, destacan los maíces de colores, con gran demanda para la gastronomía regional de varios estados (empleados por ejemplo en pozole, uchepos, corundas y tamales), cuyos pigmentos incluso tienen aplicaciones cosméticas y farmacéuticas.
Precisó que los maíces rústicos tienen a su favor la gran capacidad de adaptación ante las adversidades climáticas, en comparación con lo que sucede con los granos híbridos, que además tienen un costo económico más elevado, hasta 50 por ciento.
Detalló que el precio de 10 a 20 pesos en que se cotiza el kilogramo de maíces pigmentados o los blancos pozoleros, es un factor que estimula su comercialización, dado que representa mejores ingresos que los precios de los granos híbridos de 2.80 pesos el blanco y 3.40 pesos el amarillo, según la última cosecha.
Destacó que el rendimiento de los maíces criollos es de tres y media toneladas por hectárea, volumen reducido comparado con los híbridos, pero en la relación de costos de producción y el ingreso, la utilidad neta es muy atractiva para el agricultor.
“En la actualidad, el llamado mercado de la nostalgia, compuesto por segmentos de la población latina avecindada en la Unión Americana, representa una gran oportunidad para nosotros”, afirmó Fabián Ortiz.
Resaltó que otros retos son “trabajar en el rescate de algunas variedades de granos criollos que están a punto de desaparecer del medio natural y, por otra parte, aumentar el volumen de las variedades más disponibles”.
Puntualizó que en la localidad de Santa María, municipio de Tuxpan, se ha logrado conformar un banco genético de algunas variedades, como los granos morados, rojos, negros, blanco pozolero y el tampiqueño.
Subrayó que los sistemas de labranza de maíces criollos suponen varios esquemas operativos, desde uso de tractores y maquinaria, hasta las yuntas de tracción animal y el empleo de la coa en terrenos de laderas.
Manifestó que en el proyecto se involucran actualmente 736 productores jaliscienses de 18 comunidades de cuatro municipios.
“El proyecto en marcha ha sido respaldado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), ubicado en Texcoco”, concluyó.