De día, noche y madrugada los ciudadanos de Acapulco, Guerrero, recorren las sucias y devastadas calles del destino turístico, para buscar alguna fuente de comida, alimento o energía. O para huir hacia otra ciudad, tras la devastación que dejó el huracán Otis.
La escasez de provisiones, una lenta respuesta por parte de las autoridades y el incremento en la violencia están empujando a miles de acapulqueños a dejar sus hogares para intentar sobrevivir. Así, mientras llegaban convoyes de la Secretaría del Bienestar, las personas se iban, sin esperanzas de sobrevivir en sus hogares.
Dulce Ibarra, ciudadana de Acapulco, aseguró en entrevista con MILENIO que por las noches personas están ingresando a las casas para llevarse lo poco que quedó tras el paso de Otis: “Se están metiendo a las casas a asaltar, por eso nos estamos yendo, por lo menos mi familia sí. A Cuernavaca, tengo a mi hija. (…) no hemos dormido, ayer se nos quisieron meter, con balazos y todos, en la Unidad Habitacional Vacacional de la CFE”.
Leticia Ramírez, otra acapulqueña, confirmó que la ola de violencia que ha llegado tras el paso del huracán, además de causar saqueos a tiendas, está afectando a los hogares: “Se están metiendo a las casas a robar, y ¿para qué me voy a arriesgar a que me metan un balazo sin dinero y sin nada?, aquí vale más la vida.”
“Está todo destrozado Acapulco”
La situación es crítica para las familias, entre las que hay menores de edad, ancianos y personas con discapacidad. Hasta el 28 de octubre, podían comer algunas verduras, pero un día después ya no han podido conseguir nada.
“Desde ayer estamos comiendo maíz pozolero, puro maíz, y ya ahorita no hay, no hay tortilla, no hay nada, no hay luz, está todo destrozado Acapulco. Necesitamos ayuda gobernadora, del presidente. Agua, que lleguen los víveres, alimento, ropa, medicamentos, para toda la gente”, comentó Ramírez.
La mujer acudió a la central de autobuses de Acapulco para despedir a su esposo y a su hija, quienes se fueron hacia Chilpancingo con un conocido para sobrevivir. En tanto ella, una enfermera que trabaja en el Instituto Mexicano del Seguro Social, espera que le otorguen un permiso para huir junto a su familia.
“Aquí va para largo, esto va para largo, saquearon todas las tiendas, no hay manera de comprar, no hay manera ni de sacar dinero ni nada”, concluyó.
(milenio.com)