Mérida.- Estudios del Centro Regional de Investigaciones Pesqueras de Yucalpetén (Cripy) indican que las costas y playas yucatecas permanecen libres de metales pesados, lo que confirma su potencial para el desarrollo de proyectos acuícolas.
El director de ese centro, Armando Toyokazu Wakida Kusunoki, dijo que la ausencia de grandes complejos industriales cerca de la zona costera y actividades como la minería permite a Yucatán mantener su litoral libre de contaminantes dañinos para la fauna marina.
“Esto sin duda es un factor que permite pensar que la zona es apta para impulsar el cultivo de especies con alta demanda comercial, como podría ser la langosta, el pulpo, camarón o las llamadas cacerolitas de mar que hoy tienen una gran demanda en la industria farmaceútica”, indicó.
En entrevista, el especialista expuso que esos proyectos podrían desarrollarse primero como una actividad complementaria a las pesquerías tradicionales del sector pesquero local que son la captura del mero, el pulpo y la langosta.
“No podemos hablar por ahora de que estos proyectos podrían sustituir la captura tradicional en el litoral yucateco, pero sí podrían ser complemento importante e ir reduciendo poco a poco el esfuerzo pesquero en aguas profundas”, sostuvo.
Recordó que el Cripy también de manera constante se realizan monitoreos de la biomasa de las principales especies que se capturan en Yucatán y parte de Campeche, mismos que han indicado la posibilidad de ampliar la veda de algunas especies.
“Pero debo decir que nosotros sólo proponemos y está en manos de las autoridades pesqueras y de los propios pescadores determinar lo conducente, pues ampliar una veda trae consecuencias socioeconómicas importantes que hay que considerar”, aclaró.
Refirió que en la actualidad la pesquería del mero tiene sólo un mes de veda que cada año se aplica del 15 de febrero al 15 de marzo, cuando los estudios hechos hasta ahora recomiendan empezar a ampliar ese plazo por lo menos un mes más.
Sin embargo, siguió, esa decisión no puede tomarse de manera unilateral, ya que durante ese mes, los pescadores reciben apoyos dentro de los llamados programas de empleo temporal, así como despensas para poder aguantar la veda.
Si la veda durara dos meses, pues tendrían que aumentar al doble los recursos que se aplican para apoyar a unos 12 mil pescadores que participan en la captura de esa especie de escama.
Por ello, insistió en que al potencial acuícola de la entidad no necesariamente se le debe relacionar con las pesquerías tradicionales, sino convertirse en una opción adicional para la generación de riqueza y empleos en los municipios costeros.
“Yucatán tiene la fortuna de tener aguas limpias y óptimas para el desarrollo de cultivos controlados y se le debe ver como un recurso adicional y complementario de la actividad económica en la costa”, añadió.
El trabajo realizado por el equipo de técnicos e investigadores del Cripy está a disposición de quienes tengan interés en aprovechar el conocimiento generado a través de varias décadas de investigación, anotó.