En el olvido se encuentran los habitantes de las comunidades de Aztlán en el municipio de Centro, Tabasco, quienes vuelven a padecer este año el desbordamiento de Río Grijalva, el cual junto al Usumacinta continúan en semáforo rojo.
Para llegar a las comunidades de Aztlán tercera y cuarta sección y a ejidos aledaños como Palomillal y Jahuacte, solo es a través de lanchas y cayucos por su ubicación al margen del río Grijalva, por lo que al incrementar el nivel del caudal, las viviendas quedan totalmente incomunicadas.
Los lugareños se trasladan en cayucos al otro lado del río, dónde se ubica la ranchería Acachapan y Colmena cuarta sección, misma que también padece de anegaciones, pero cuenta con una carretera, dónde pueden tomar un transporte público que los traslade a la ciudad de Villahermosa, pero su peregrinar no es fácil, pues antes deben quitarse los zapatos para pasar en medio del lodo que les ha dejado la inundación.
Sus viviendas se encuentran rodeadas de agua y sus cultivos han sido pérdida total para los agricultores que no logran recuperar ni el mínimo de la cantidad que invirtieron en preparar la tierra, la cual oscila entre los 5 mil pesos por hectárea.
Sin zapatos y despidiendo a su esposo que cruzó en cayuco hacia la comunidad de Acachapan y Colmena cuarta sección, llegó Ruth Cabrera Sosa, quien detalló la tragedia que vuelven a vivir con el derrame del Río Grijalva.
“Nos alimentamos de lo poco que cultivamos durante la seca, ya se hacen tapancos, eso siempre y cuando que no se vaya a ir hasta ahí el agua porque también si se llega a ir, se pierde todo”, dijo.
Las mujeres tienen que aprender a remar desde muy corta edad para que puedan resolver situaciones cotidianas de sus hogares y más en tiempo de inundaciones como la de este año, que el cayuco es su único vehículo, ya que no cuentan con carretera, solo con caminos vecinales que hoy están bajo el agua.
Manuel Cabrera, habitante de la ranchería Aztlán tercera sesión detalló que han dado aviso a las autoridades que están anegados, sin embargo, no ha llegado nadie a apoyarlos cuando viven en el total olvido.
“Aztlan tercera, cuarta, quinta, y la otra que es Palomillal que la otra que se sigue por allá arriba, en el otro río, estamos hundidos, estamos a pique, no, cómo dicen, no estamos hasta la nuca pero cuando menos estamos bien crecidos”, señaló.
Su única fuente de alimentación son los animales de traspatio que les sobreviven en tapancos construidos para esta temporada dónde los ríos se salen de su cauce, pues no han tenido otra alternativa que aprender a sobrevivir cada año de las inundaciones.
(milenio.com)