Investigadores, académicos y estudiantes de instituciones de educación superior; miembros de la iglesia católica; integrantes de la Compañía de Jesús, activistas y representantes de diferentes sectores de la sociedad conformaron la Agenda Nacional por la Paz que cuenta con 14 acciones básicas.
Durante el Diálogo Nacional por la Paz que se realizó durante tres días en las instalaciones de la Universidad Iberoamericana Puebla, se conformó el documento que guiará los esfuerzos en busca de que se reconstruya el tejido social y se impulse la armonía y la paz social.
Ramón Castro Castro, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), destacó que la ruta de la agenda tiene como eje el espíritu y la creatividad; y fue el resultado de la escucha durante 10 meses de conversatorios y foros.
La Agenda Nacional por la Paz contempla en sus primeras siete acciones el impulso de la empatía y la solidaridad con las víctimas de la violencia; la generación de espacios de diálogo interinstitucional y la mediación; la promoción de procesos de sanación familiar y comunitaria; el impulso en las escuelas una educación para la paz; la recuperación del espacio público como lugar de encuentro; la promoción de acuerdos laborales que mejoren las condiciones de trabajo; y el impulso de comunidades comprometidas con el cuidado y la corresponsabilidad.
El listado de acciones se completa con el fortalecimiento de la cultura de la hospitalidad con los migrantes, refugiados y desplazados; el impulso de programas de prevención y atención de las adicciones; la realización de acciones de cuidado del medio ambiente; y la promoción de la participación de la ciudadanía en el diseño e implementación de las políticas de seguridad.
La Agenda Nacional por la Paz se completa con las acciones para el fortalecimiento de los procedimientos de justicia restaurativa y mecanismos alternativos de solución de conflictos; el reconocimiento, dignificación y recuperación del liderazgo de las policías municipales y comunitarias; y la convocatoria a expertos a una evaluación y rediseño del sistema de seguridad, justicia y cárceles de México.
Resaltó que se trata de una agenda mínima para poder construir la paz; una agenda mínima, pero potente e integral, con la cual, se propone un cambio profundo de conciencia que transite de una cultura de violencia hacia una cultura de cuidado, que recupere el valor de la vida, la dignidad humana y la fraternidad.
“Al haber efectuado cientos de reuniones por todo el país y escuchado las preocupaciones de diversos sectores, recogimos algunos de los factores que se considera que alimentan las violencias: la desconfianza, el abandono de las juventudes, la fragmentación social, la falta de apoyo a las policías y el deterioro ambiental, entre otros”, añadió.
En su oportunidad, Jorge Atilano González Candia, miembro de la Compañía de Jesús en México, destacó que el Acuerdo por la Paz en México está a favor de un país unido y reconciliado. “Estamos convencidos que podemos vencer las dinámicas de violencia y la destrucción del tejido social”.
Por su parte, Miriam Soto Ornelas, alcaldesa de Meoqui, municipio del Estado de Chihuahua, rememoró el trabajo cercano con la población y resaltó la importancia de una metodología conjunta, constante y paciente entre autoridades y ciudadanos.
“Necesitamos que la sociedad civil se involucre en los problemas públicos para que podamos trascender”, expresó.
Al final de los trabajos, se realizó una celebración eucarística, concelebrada por obispos participantes, entre ellos, Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla, y Ramón Castro Castro, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Rogelio Cabrera López, obispo de Guanajuato, encaminó las intenciones hacia una conciencia religiosa para llevar, a las comunidades, el mensaje de la paz.
“A lo largo de estos 3 días tuvimos la presencia invisible, pero tangible, de Cristo. Esa palabra de Dios que es consuelo, exhortación y animación”, finalizó.
(milenio.com)