Previo al estreno del documental “El almanaque”, dirigido por José Pedro Charlo, se realizó la víspera en la Cineteca Nacional una mesa redonda, en la que se reflexionó en torno a los presos políticos de la dictadura militar de Uruguay.
En el acto, Jorge Tiscornia, protagonista del documental, compartió que luego del trágico suceso que vivió, en el año 2000 se sostuvo una discusión sobre un sargento durante una reunión entre ex presos políticos.
Con unos tragos sobre la mesa, detalló, les comenté que podríamos sacar esos datos de unos almanaques que guardé en un par de zuecos de madera, en los que escribí, a través de un sistema de códigos, las condiciones de vida en el penal.
Visiblemente conmovido por los recuerdos que trae a colación este acontecimiento, sostuvo que el registro lo hizo debido a que había momentos en los que nadie sabía qué día era, además de que tiene muy mala memoria.
“Estos almanaques estuvieron más tiempo metidos en los zuecos de madera en mi casa, que el contenido que estos mismos tienen”, agregó.
A partir de ese hecho, expuso, “dijimos hay que hacer un libro. Tres nos pusimos a trabajar en ello, pero sólo dos lo llevamos a cabo tratando de presentar un enfoque sin subjetividades, por lo que decidimos no valernos de estos almanaques”.
Y fue así como recurrieron a fuentes de documentación para tratar de recordar lo que habían vivido a partir de la dictadura militar (1973-1985) y dar vida a la publicación “Vivir en libertad”.
La historia de Tiscornia se remite al año de 1973, cuando la dictadura militar Uruguaya lo hizo pisar el Penal de Libertad y con ello comenzar un registro sobre las rutinas, modificaciones del reglamento interno y la muerte de algunos de sus compañeros, entre otros hechos.
Por su parte, José Pedro Charlo, quien también fue preso político de 1976 a 1984, explicó cómo surgió la idea del documental.
“Yo andaba buscando la forma de contar una historia que tuviera que ver con la prisión política, pero no la encontraba porque era algo muy complejo, ya que se trataba de una realidad de más de dos mil 872 presos (…) pero se dio luego de que leí una publicación de Tiscornia”.
Indicó que conocer la manera en la que Jorge registró durante tantos años, fue lo que me impulsó a tomar contacto con él. “La densidad en la lectura de sus almanaques es impresionante, porque son frases, símbolos, cruces, que van enriqueciendo la lectura, incluso que te hacen recordar algunos momentos”, anotó.
Bajo este tenor, señaló que su desafío en la cinta fue encontrar una forma de leer su registro estableciendo un puente de interés con el público, “más allá de la película, me interesó trabajar en distintos soportes que facilitaran ese puente”.
Fue así como pensó en analizar el registro a partir de diversas disciplinas, entre ellas la psicología, a fin de despertar el mapa de esos 13 años de dictadura y visibilizar ese acontecimiento olvidado.
Acompañada de Yolia Tortolero Cervantes, del Comité Mexicano de Memoria del Mundo, la agregada cultural de la Embajada de Uruguay en México, Cristina Mancilla, habló de la relación que existe entre lectores y cinéfilos con los autores y cineastas, respectivamente, así como de la importancia de la memoria.
Tras la mesa, fue inaugurada en el lobby de la Sala 3 “Fernando de Fuentes” la exposición “4646”, integrada por 20 fotografías en blanco y negro de distintos lugares del Penal de Libertad, las cuales fueron capturadas por Tiscordia, quien obtuvo una cámara gracias a un compañero que formaba parte de la Comisión de Fotografía en la cárcel.
Este viernes el documental “El almanaque”, que registra clandestinamente el mundo de la prisión, se estrena en la Cineteca Nacional.