Londres.- La sonda espacial Philae que reposa en la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, ha vuelto a comunicarse con la Tierra, su primer contacto en cinco días y el tercero desde hace siete meses.
La nueva señal fue transmitida este viernes por la nave nodriza Rosetta, que está en orbita a unos cuatro kilómetros de la enorme roca de hielo, causando júbilo entre los investigadores de esa misión de la Agencia Espacial Europea (ESA).
El módulo aterrizó en el cometa el 12 de noviembre de 2014, pero su batería solar se agotó 60 horas después y entró en modo inactivo, debido a que al rebotar quedó a la sombra cerca de un acantilado, sin que la luz del Sol pudiera alimentar su paneles.
Durante siete meses permaneció en hibernación hasta el pasado fin de semana cuando se enlazó en dos ocasiones breves, haciendo renacer la esperanza en los científicos de que podrían continuar sus investigaciones.
La tercera señal -que también duró algunos segundos- fue recogida por la enorme antena de Goldstone de la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA), en California, y ésta la retransmitió a la sede de la ESA en Alemania, cuartel de la misión Rosetta.
Los investigadores indicaron que el comenta se movió sustancialmente más cerca del Sol, permitiendo que los rayos alcanzaran los paneles de Philae, reactivándolo.
Las comunicaciones con la Tierra, que se encuentra a una distancia superior a los 305 millones de kilómetros, han sido muy cortas, pero el equipo de Rosetta espera una conexión más estable para proseguir con el estudio de la superficie del 67P.
Los controladores aún maniobran para acercar la nave nodriza al cometa y dirigir su antena hacia Philae a fin de lograr conexiones más largas y continuas, informó la cadena británica de noticias BBC.
El experimento clave es perforar en el cuerpo helado para determinar su composición química, trabajo que los instrumentos de la sonda comenzaron después del aterrizaje pero el taladro no logró perforar la superficie de manera significativa.
Los ingenieros tratarán de girar a Philae sobre sí mismo en las próximas semanas con miras a colocarlo en una mejor posición respecto al Sol y a la superficie, pero ello depende de los niveles de potencia que tenga el módulo.
La nueva preocupación de los científicos es que Rosetta ha tenido que retirarse recientemente del cometa para aislarse del gas y el polvo que el 67P está despidiendo al calentarse en su viaje en dirección al Sol.
Todo ese material tiene el potencial de confundir a los sistemas de navegación automatizados de la nave, y los controladores deben tener cuidado de que que la sonda esté fuera de peligro a medida que trabajan en el restablecimiento de las comunicaciones con Philae.