Dallas.- El aumento en los precios de la carne, por la sequía que se registra en varias partes de Estados Unidos, ha incrementado en Texas la incidencia de un delito remanente de los días del viejo oeste estadunidense; el robo de ganado.
La Asociación de Productores de Ganado de Texas y el Suroeste (TSCRA) denunció que el robo de vacas ha ido en aumento este año como consecuencia del incremento de los precios.
El año pasado fueron robadas cabezas de ganado por casi seis millones de dólares en Texas y Oklahoma de acuerdo con la TSCRA, una organización con sede en Fort Worth, Texas, fundada en 1877 para proteger los intereses de los productores.
La TSCRA cuenta con 30 “Rangers” especiales, apostados estratégicamente en todo Texas y Oklahoma dedicados a combatir el robo de ganado.
Los investigadores están entrenados en todas las facetas de la aplicación de la ley y combinan su conocimiento de la industria ganadera con la tecnología moderna como el uso de computadoras y de exámenes de ADN para seguir las pistas de vacas extraviadas o robadas.
Larry Gray, director ejecutivo de la TSCRA dijo que los robos de ganado se producen actualmente “casi a diario” en ambas entidades.
“Es una situación triste, porque muchos de los afectados son pequeños productores y ese ganado es su jubilación”, dijo Gray.
“Es su cuenta de ahorros, así que cuando alguien roba 10 a 12 cabezas de ganado, parece pequeño, pero duele mucho a esas personas”, indicó.
La época de primavera es la principal temporada para el robo, debido a que los animales que pasaron el invierno encerrados en establos, son soltados a pastar.
Según los investigadores, el ganado más vulnerables es aquel que pasta en terrenos limítrofes a las principales carreteras.
En marzo pasado, la TSCRA reportó lo que pudiera ser el mayor robo de ganado en la historia de Texas, al informar de la desaparición de mil 121 becerros que fueron robados de las instalaciones de una granja lechera de la compañía Braum’s cerca de la comunidad de Follett, en el extremo noroeste de Texas. El ganado pudo haber sido robado a lo largo de varios meses.
Para proteger a la industria ganadera, la legislatura de Texas elevó en 2009 las sanciones por el robo de vacas, para que fuera considerado desde entonces un delito de tercer grado.
De esta forma, el robo de ganado constituye un “delito estatal de cárcel” que se castiga con penas mínimas de dos años de cárcel y máximas de 10 años de prisión.