Saná.- El mando de los rebeldes chiitas hutíes defendió hoy como “un acto responsable” haber tomado el poder en Yemen, y expresó su disposición a trabajar con otras facciones políticas en interés del país.
En su primer discurso público desde que las milicias hutíes asumieron el control del país el viernes, interpretado como un golpe de Estado, Abdel-Malik al-Hutí calificó el movimiento como una “revolución gloriosa que ha roto las cadenas de la injusticia y la corrupción”.
Afirmó que la decisión de instalar un nuevo gobierno y disolver el Parlamento fue un “acto responsable, necesario e importante”, a través del cual, el pueblo de Yemen ha dado “un paso gigante en su camino hacia la libertad, la dignidad y la independencia”.
Al-Hutí culpó al depuesto expresidente Abdrabbu Mansour Hadi del vacío en el poder, por dimitir cuando debía haber confrontado todos los intentos de incitar a la sedición, casi inmediatamente después de la renuncia del exprimer ministro Jaled Bahah.
“Algunas fuerzas políticas y colaboradores, dentro y fuera de Yemen, no han logrado entender que el pueblo yemenita insiste en que lograrán su legítimas, legales y justas demandas de establecer una forma de vida digna”, agregó.
Por ello, la puerta está abierta para trabajar con otras facciones políticas, dijo Al-Hutí en su discurso este sábado, cuando miles de personas se manifestaron en todo el país para rechazar lo que calificaron como un golpe de Estado.
Las mayores movilizaciones tuvieron lugar en las ciudades de Adén, Hodeida, Taiz, Dhamar, Ibb y Al-Bayda, así como en la capital Saná, donde al menos 17 personas fueron detenidas cuando se enfrentaron a hutíes uniformados que intentaban dispersar a la multitud.
El movimiento hutí fue condenado por Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y este sábado se sumó el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), formado por los países vecinos de Yemen.
En una declaración, el CCG fustigó la toma del poder, calificándola como “un golpe al proceso de paz” y acusó a los rebeldes chiitas de frustrar la solución política y pacífica que se pudo haber alcanzado para poner fin a la crisis en ese país árabe.
El CCG sugirió que la situación en Yemen podría alterar en la estabilidad regional, por lo que aseguró que el bloque tomará las medidas necesarias para proteger sus intereses y llamó a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para resolver la crisis.