Roma.- Los “corredores económicos agrícolas” pueden ser una herramienta estratégica para atraer capital privado e inversiones a gran escala hacia proyectos que beneficien a pequeños agricultores y mejoren la seguridad alimentaria en países de bajos ingresos, señaló la FAO.
Estos corredores, según un informe de la FAO, son proyectos de desarrollo que promueven sectores económicos prometedores -en particular, la agricultura en países en desarrollo- en un territorio conectado por líneas de transporte como carreteras, ferrocarriles, puertos o canales.
La fuerza de este enfoque es que integra las inversiones, los marcos de políticas y a las instituciones locales, resaltó el reporte de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“La idea clave no es sólo mejorar la infraestructura del transporte o del riego, sino proporcionar una plataforma que habilite y empodere a las autoridades a nivel local, nacional y regional para tomar decisiones más informadas acerca de lo que quieren lograr”, señaló la autora del informe, Eva Gálvez Nogales.
Titulado “Hacer que los corredores económicos trabajen para el sector agrícola”, el volumen de 200 páginas analiza en detalle seis estudios de caso.
Se trata de tres programas de corredores muy avanzados en Asia central, la subregión del Gran Mekong en el sudeste asiático y el Perú; y tres nuevos proyectos todavía en la fase temprana de implementación, en Indonesia, Mozambique y Tanzania.
Según la FAO, los llamados corredores económicos no son nuevos -un arquetipo es la Ruta de la Seda- pero su potencial como motores del desarrollo sostenible de base amplia ha permanecido en gran parte sin explotar.
Tradicionalmente, se han utilizado para reforzar la conectividad física para mejorar el funcionamiento de los mercados, o con un enfoque limitado, como la conexión de las minas a los puertos.
Pero los corredores pueden aprovecharse para iniciativas de planificación más inteligentes, orientadas a mejorar las oportunidades agrícolas, logrando metas explícitas como la creación de empleos rurales, objetivos ambientales y catalizando una mejor gobernanza a lo largo de las cadenas de valor.
Todo ello es necesario -según el informe- “para estimular el crecimiento inclusivo y sostenible en el mundo en desarrollo.
También ofrecen una oportunidad importante de hacer participar el capital y la capacidad comercial del sector privado para fomentar las inversiones adecuadas en la agricultura y responder al desafío del hambre”, dijo Gálvez Nogales.
Indicó que los corredores eficaces deben estar orientados a las ventajas competitivas de un territorio, más que concebirse como un método milagroso para hacer florecer el desierto.
Los corredores “deben desarrollarse en zonas donde exista ya densidad económica y potencial de crecimiento sin explotar que pueda ser maximizado”, según Gálvez Nogales.