Buenos Aires.- Pasajeros varados en los aeropuertos, vuelos desviados, avenidas vacías y paralización de la actividad económica fueron los principales resultados de la huelga general que los sindicatos opositores llevaron a cabo hoy en Argentina.
El paro fue impulsado la semana pasada por los gremios del transporte, así que ya se sabía que sería muy complicado que quienes no quisieran adherir a la huelga en contra de la presidenta Cristina Fernández pudieran acudir a sus trabajos.
El impacto se sintió principalmente en el centro de Buenos Aires, que es la zona financiera más importante del país y que este martes permaneció vacía, como si fuera un día feriado, y con las puertas de los bancos cerradas.
A diferencia del diario ir y venir de millones de oficinistas que concentra lo que se conoce como la “city” porteña, ahora apenas si se podían ver a grupos de turistas que paseaban por la zona.
El común denominador fueron los locales cerrados de todo tipo, desde farmacias hasta locales de tiendas o aparatos electrónicos, e incluso los puestos de diarios.
La ciudad amaneció sin metro, trenes, metrobús, autobuses urbanos ni de larga distancia, así que la única opción de transporte fueron los taxis que tuvieron una inusual demanda.
Como no hubo servicio de recolección de basura, las calles y contenedores públicos desbordaban de bolsas de residuos.
En los aeropuertos, varios de los vuelos fueron desviados a Montevideo, mientras que el resto de las salidas y llegadas nacionales e internacionales fueron reprogramadas.
Además, las calles se empapelaron con miles de carteles que justificaban el paro general para protestar en contra de un tributo denominado “impuesto a las ganancias”, pese a que sólo se aplica al 20 por ciento de los trabajadores que ganan los mayores sueldos.
El paro, promovido y realizado por el sindicalismo opositor con el respaldo de organizaciones de izquierda, se llevó a cabo cuando faltan menos de siete meses para las elecciones presidenciales de octubre próximo.