Caracas.- El proyecto de “Ley de Repatriación de Capitales” presentado por la oposición busca recuperar capitales que se habrían fugado de Venezuela como resultado de la corrupción, explicó hoy el dirigente Roberto Enríquez.
“Es un proyecto de ley que persigue simple y llanamente repararle el daño que se ha hecho al país con el saqueo financiero de cerca de 350 mil millones de dólares”, manifestó el líder del Partido Socialcristiano COPEI.
Enríquez comparó el daño causado por la fuga de capitales forajidos en Venezuela con “el saqueo que sufrió Europa en la segunda guerra mundial”, por lo que dijo, se iniciarán acciones para repatriar capitales desde los paraísos bancarios.
“Estamos hablando de 350 mil millones repartidos en 80 paraísos fiscales, y hoy en día existen los mecanismos jurídico-financieros en el mundo para poder rescatar ese dinero porque el secreto bancario ha perdido el blindaje que tenía”, dijo.
Estas declaraciones se producen luego de que en las últimas semanas se conociera que Venezuela era el tercer país con mayor cantidad de dinero depositado en cuentas secretas del banco suizo HSBC con 14.8 millardos de dólares.
Entre los involucrados destacan el que fuera escolta de seguridad del fallecido presidente Hugo Chávez y extesorero Alejandro Andrade, quien tendría cuentas en la entidad suiza que sumaban 698 millones de dólares.
Enríquez indicó que estos casos son apenas “un grano en un granero” ante la corrupción desbordada que atribuyó a “la falta de controles” ante la inexistencia de poderes públicos autónomos en Venezuela.
“La Contraloría General debería estar en manos de la oposición, como ocurre en una democracia seria, que controle al Ejecutivo, que el parlamento pueda tener capacidad contralora sobre el Ejecutivo y que existieran mecanismos de fiscalización”, sentenció.
El líder socialcristiano enmarcó estos escándalos dentro del “fracasado” modelo económico socialista basado en el control estatal del aparato productivo y las finanzas que genera clientelismo político y corrupción.
“Eso simple y llanamente lo que pone sobre el tapete es el fracaso de un modelo que es absolutamente estatizador, controlador, clientelar y corruptor, y puedo asegurar que eso es, repito, un grano en un granero”, concluyó Enríquez.