Washington.- Nuevos detalles dados a conocer hoy pusieron en duda reportes de que dos agentes del Servicio Secreto habrían provocado un incidente en terrenos de la Casa Blanca a bordo de un vehículo oficial y en aparente estado de ebriedad.
De acuerdo con la televisora CNN, los agentes identificados como Mark Connolly y George Ogilvie no chocaron el vehículo contra una barrera metálica como se había reportado inicialmente, ni tampoco habría habido intentos para someter a ambos a una prueba de sobriedad.
El incidente, ocurrido hace dos semanas, cobro notoriedad no sólo por ser la más reciente cuenta en la serie de escándalos que han plagado la agencia en años recientes, sino porque Connnolly era el segundo agente en mando en el cuerpo de seguridad que tiene a su cargo la protección del presidente Barack Obama.
Reportes dados a conocer el jueves pasado por el diario The Washington Post indicaron que los agentes habían estado consumiendo alcohol en una fiesta de despedida en un bar cerca de la residencia presidencia, el miércoles de la semana pasada.
Al final de la fiesta los agentes se trasladaron a bordo de un vehículo oficial a la Casa Blanca, que en esos momentos había sido acordonada debido a una alerta de bomba provocada por la presencia de un paquete sospechoso en sus inmediaciones.
Esos reportes indicaron que a pesar de que los agentes chocaron el vehículo contra una de las barreras metálicas, fueron permitidos a retirarse a sus casas después que un supervisor evitó que fueran detenidos y sometidos a una prueba de sobriedad.
Consumir alcohol está prohibido durante las horas de servicio y en consecuencia conducir un vehículo oficial.
CNN reveló que si bien los agentes derribaron un cono de plástico colocado cerca de una de las barreras, no chocaron contra ninguna barrera, el vehículo pasó por dos puntos de revisión y después los agentes se retiraron a su casas.
La televisora apuntó que al parece tampoco hubo solicitud alguna para someterlos a una prueba de sobriedad, indicando que los detalles dados a conocer inicialmente pudieron haber sido exagerados.
Está previsto que el director del Servicio Secreto, John Clancy, comparezca el martes ante el Comité de Apropiaciones de la Cámara de Representantes para discutir la solicitud de presupuesto para su agencia, aunque se espera que ésta se centrará en este nuevos incidente, que es ya investigado por el Departamento de Seguridad Interna (DHS).
En 2011 más de una docena de agentes fueron reprimidos y despedidos después de darse a conocer que llevaron prostitutas a sus cuartos de hotel en Cartagena Colombia, en la víspera del arribo de Obama a la Cumbre de las Américas.
Los agentes habrían departido antes con las mujeres en un centro nocturno donde bebieron alcohol, y después las llevaron al hotel, el mismo donde se hospedó el mandatario.
En septiembre pasado, el veterano de guerra hispano, Omar González, brincó la cerca y pudo llegar hasta el salón de eventos de la Casa Blanca, tras encontrar el pórtico frontal sin vigilancia ni seguro.
Poco después se reveló que ese mes un hombre armado estuvo en el mismo elevador que el presidente Obama durante la visita que éste realizó a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Atlanta, Georgia.
A ello se sumó la revelación de que en noviembre de 2011, otro hispano disparó un rifle semiautomático a la fachada sur de la residencia, mientras Sasha, la hija menor de Obama, se encontraba en el interior, sin que el Servicio Secreto se percatara de ello hasta un día después.
La serie de escándalos condujeron finalmente a la renuncia de la directora del Servicio Secreto, Julia Pierson, quien antes había hecho historia al juramentar como la primera mujer en presidir la agencia desde su creación.