Decenas de miles de brasileños protestaron en las principales ciudades del país para pedir la destitución del presidente, Jair Bolsonaro, en una convocatoria de partidos y movimientos de izquierda, que también rechazaron el aumento de la inflación y el desempleo.
Las protestas en Rio de Janeiro, Salvador, Sao Paulo y Brasilia, además de un centenar de ciudades, fueron convocadas por la “Campaña Nacional Fuera Bolsonaro”, respaldada por una decena de partidos de izquierda, centrales sindicales y el grupo Direitos Já! —que pide el juicio político al mandatario—, que reúne a líderes de 19 bancadas.
Las manifestaciones lograron una mayor adhesión de partidos que en movilizaciones pasadas. Algunos dirigentes de derecha se unieron contra los reclamos por la crisis económica, aunque no necesariamente respaldan el pedido del juicio político.
En Candelaria, un céntrico barrio de Rio de Janeiro, miles de personas marcharon con pancartas que decían “Fuera Bolsonaro” y banderas del Partido de los Trabajadores (PT), del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido Socialista Brasileño (PSB) y del Partido Democrático Trabalhista (PDT), entre otros.
“Vamos a lograr sacarlo, la apuesta del pueblo presente en las calles es presionar a los parlamentarios y que acaben pidiendo el impeachment” de Bolsonaro, dijo Elizabeth Simoes, una profesora jubilada de 69 años.
En la Cámara de Diputados aguardan más de un centenar de pedidos de juicio político contra Bolsonaro, pero su presidente Arthur Lira, aliado del gobierno, ha dado señales de que no serán tramitados.
En Sao Paulo, decenas de miles de personas se reunieron por la tarde en la céntrica Avenida Paulista, con la participación del precandidato presidencial Ciro Gomes, líder del PDT y tercero en las elecciones de 2018, y el líder del PSOL, Guilherme Boulos.
“Exigir el juicio político destituyente y la prisión del criminal que nos gobierna es imperativo para que podamos volver a discutir lo que importa: empleo, desarrollo y reducción de las desigualdades”, afirmó Ciro Gomes, nuevamente pensando en disputar la Presidencia y que participó en la manifestación de Río, al aclarar que la prioridad del país es desalojar a Bolsonaro del poder para después pensar en elecciones.
“Bolsonaro no respeta la democracia ni la constitución. Él no quiere elecciones porque sabe que será derrotado si no es destituido antes. Es el momento de que creemos un frente amplio y que juntemos fuerzas contra el fascismo. Sobre candidaturas conversaremos después”, dijo, también en Río de Janeiro, la diputada Jandira Feghali, dirigente del Partido Comunista do Brasil.
Cientos de manifestantes se concentraron en la Explanada de los Ministerios en Brasilia. Además se registraron protestas en 20 de los 27 estados de Brasil y en 60 ciudades, incluidas 14 capitales, según un recuento de la prensa brasileña.
Entre las banderas rojas del PT y la Central Única de Trabajadores (CUT), que suelen predominar en este tipo de protestas, se vieron algunas del movimiento LGBT+ y de Brasil, convertida en símbolo de las marchas pro-Bolsonaro.
Ya no es la pandemia, sino el hambre y el desempleo en Brasil
Meses atrás, las protestas lideradas por movimientos de izquierda se centraron en pedir el impeachment de Bolsonaro por su caótica gestión de la pandemia, que deja casi 600 mil muertos, pero esta vez sumaron reclamos contra el elevado desempleo, que afecta a más de 14 millones de personas; contra la inflación, que supera el 8 por ciento anual y amenaza el poder de compra.
Esto también contra la retórica antiambiental del gobierno, y contra el aumento del hambre, recordado con las imágenes de personas disputando huesos descartados por los supermercados de Río que impactaron al país esta semana.
“La población está pasando hambre y no aguantamos más este gobierno”, dijo Isadora Lessa, de 22 años, en Río.
“¿Cuál es la importancia de estar aquí? Que él sepa que no tiene unanimidad, que va a tener dificultades para que vuelva a salir elegido. Si no sufre un impeachment, pierde la elección en 2022”, dijo Marcelo Werneck, que participó en las protestas de Rio en homenaje a los “amigos y familiares” que fallecieron por el covid-19.
Asediado por investigaciones judiciales y la crisis económica, la popularidad de Bolsonaro se desplomó en los últimos meses a 22 por ciento, su nivel más bajo desde que llegó al poder en enero de 2019.
A un año de las elecciones de 2022, el presidente ultraderechista obtendría el 26 por ciento de los sufragios en la primera vuelta, frente al 44 por ciento para Lula, según una encuesta del Instituto Datafolha del 17 de septiembre.
Esta semana, el mandatario, de 66 años, se enfocó en celebrar con actos e inauguraciones sus mil días de gobierno, dejando de lado los ataques a las instituciones que mantuvo semanas atrás, en particular contra el poder judicial.
Las movilizaciones de este sábado ocurren después de que el 7 de septiembre Bolsonaro liderara masivas manifestaciones en Brasilia y Sao Paulo, donde se concentraron unos 125 mil simpatizantes, según datos de las autoridades paulistas.
(milenio.com)