Washington.- México espera que el primer diálogo entre los cancilleres del hemisferio y el nuevo secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, permita definir los alcances de la reforma aprobada, para que este foro político recupere su credibilidad.
El representante permanente de México ante la OEA, Emilio Rabasa Gamboa, expresó que por ello su gobierno espera que el encuentro entre los representantes de los 35 países miembros y Almagro a partir de este lunes sea franco.
“Lo que esperamos es que en este diálogo franco le podamos decir qué es lo que los Estados queremos de nuestro organismo en los próximos años”, explicó Rabasa.
Esta reunión se producirá en medio de una coyuntura de la OEA a partir de la elección de Almagro, la adopción de un plan de reforma de la organización denominado “visión estratégica” y la distensión de relaciones de Estados Unidos en Latinoamérica a partir del restablecimiento de los nexos con Cuba.
Dada la ausencia de un tema específico debido al ajuste en la organización después que Haití declinó la sede, este diálogo dominará la atención de los trabajos de la 45 Asamblea General que se celebrará en esta capital este lunes y martes en la sede principal de la OEA.
Rabasa indicó que los gobiernos expondrán ante Almagro “lo que esperamos tener de este organismo que está criticado como un organismo alejado de la problemática hemisférica, que no le entra a temas tan agudos como el crimen organizado, la violencia, muchos atrasos en materia de los retos de seguridad multidimensional y desde luego temas del desarrollo”.
“Creo que será muy benéfico que por primera vez un secretario general entrante como es el caso de Almagro se siente en una misma mesa con los cancilleres de los 34 países y hablen con toda franqueza de qué es lo que esperamos los Estados de la OEA ahora y en el futuro”, dijo.
Luis Porto, asesor principal de Almagro, señaló que más allá de las declaraciones “lo que sí nos preocupa es que haya un diálogo fluido relacionado al trabajo que el secretario general pretende, sus iniciativas y los resultados que espera con esas acciones”.
Porto dijo a periodistas que para Almagro la mejor forma de recuperar la legitimidad y la credibilidad, “que está instalada hoy en la opinión pública como perdida para la OEA, es mostrar resultados y no siempre los resultados se logran con declaraciones”.
“Lo que pretendemos, ya sea a nivel de público de la asamblea o a nivel del diálogo privado que habrá entre los cancilleres y el secretario general, es que este diálogo se centre en los planes del quinquenio, en las iniciativas, las líneas de trabajo y los resultados esperados de esta nueva administración”, explicó.
Aunque el único tema específico incluido en la agenda es el tema de las Islas Malvinas, tanto Rabasa como Porto señalaron que la inclusión de nuevos puntos por cualquier país que así lo estime conveniente, puede ocurrir en cualquier momento.
Rabasa consideró que uno de los temas inevitables deberá ser el déficit presupuestario crónico que enfrenta la OEA, y que la ha hecho dependiente de donaciones para solventar los gastos de operación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
“Si se quiere una OEA fuerte, sólida, vibrante, moderna, debemos estar dispuestos a saber que eso cuesta y también estar dispuestos, los países miembros, a ponerle lo que cueste, si no vamos a seguir con el mismo problema y dependiendo de los fondos voluntarios, el cual está sujeto a la voluntad de los donantes”, apuntó.
El presupuesto anual de la OEA es de 84 millones de dólares al año, el grueso de los cuales es aportado por tres países -Estados Unidos, Canadá y Brasil- y resulta de las cuotas que debe pagar cada país, cuotas que se han mantenido prácticamente sin cambio a pesar del alza de apenas 1.25 por ciento en 2014.
“Espero que esta sea también una asamblea de la congruencia. Queremos una nueva OEA, y eso cuesta. Cuesta políticamente y económicamente. Políticamente para asegurar el equilibrio de los pilares de la visión estratégica; tenemos que ver cómo se implementa y cuanto nos va a costar”, precisó.
Durante los trabajos oficiales de la Asamblea serán además electos nuevos miembros tanto a la CIDH como de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Seis países (Bolivia, Trinidad y Tobago, Panamá, Perú, Colombia y Jamaica) presentaron candidatos para la comisión, en tanto que Argentina, Chile, Costa Rica, Ecuador y Uruguay lo hicieron para la Corte.