Washington.- La administración del presidente Barack Obama busca asegurar la permanencia de la mayoría de los 11 millones de inmigrantes indocumentados en lugar de su deportación, como parte de un cambio en su política migratoria, reveló hoy el diario The Washington Post.
En meses recientes, el Departamento de Seguridad Interna (DHS) ha acentuado el accionar de sus agentes en la deportación de criminales convictos e inmigrantes indocumentados de reciente ingreso, así como amenazas terroristas, explicó el diario, citando funcionarios federales y documentos oficiales.
“Si la gente no está en las prioridades (de la política), lo que el secretario (del DHS, Jeh Jonhson) ha dicho es que no vayamos detrás de ellos”, dijo al diario un funcionario del departamento que habló bajo el anonimato.
El diario dijo que mientras la atención pública ha estado centrada en la batalla legal sobre las acciones ejecutivas dictadas por el presidente el año pasado, el DHS ha empezado a capacitar a sus agentes para que apliquen la nueva política en sus tareas de vigilancia y control.
La nueva política implementada a partir de enero no ha sido aún confrontada en las cortes federales, a diferencia de las medidas anunciadas por Obama en favor de unos cinco millones de inmigrantes, y podría tener un mayor alcance que estas, a decir del diario.
Ello en virtud de que el trabajo de los agentes enfocados en estas tres categorías significa que el resto de la población de inmigrantes indocumentados no será molestado, lo cual tendrá un enorme impacto en el diario vivir de millones de hombres y mujeres.
“Lo que decidimos fue fijar una postura clara entre individuos que tienen nexos significativos en el país, contra aquellos de reciente ingreso”, dijo el funcionario.
Aunque la administración Obama estableció una cifra récord de deportaciones, la cifra se ha venido reduciendo, y este año fiscal se espera que alcancen 229 mil, lo cual representará una caída de 27 por ciento respecto de 2014.