Ginebra.- El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calcula que unas 166 mil personas, incluyendo 82 mil niños, que residen en las 22 islas de Vanuatu, se han visto afectadas por el ciclón Pam.
Una semana después de que el ciclón arrasara el archipiélago, ubicado en el océano Pacífico, con vientos de hasta 270 kilómetros por hora, el acceso a alimento y agua sigue siendo problemático, alertó el Unicef en un comunicado.
Los tanques que recogían agua de lluvia quedaron destruidos y las fuentes de agua de la tierra están contaminadas con agua salada y barro, subrayó.
No hay electricidad, las letrinas han dejado de funcionar. En estas condiciones, el Unicef alerta sobre el riesgo de propagación de enfermedades infecciosas debido a las inundaciones y los limitados servicios médicos.
Se calcula que Pam destruyó unas 13 mil viviendas y que cuatro mil personas viven en refugios temporales.
El gobierno declaró “estado de emergencia” en varias provincias, algunas de las cuales no tienen ni refugios, lamentó.
Además, el gobierno ha cancelado las actividades escolares hasta el 30 de marzo en todo el país, aunque no hay garantía de que para entonces estén en condiciones de volver a abrirse.
El Unicef está distribuyendo suministros vitales en Vanuatu, así como en Tuvalu, la islas Solomón y Kiribati, como tabletas de purificación del agua, vacunas y contenedores de agua.
La logística de estas operaciones de asistencia es muy compleja, subrayó el Unicef. Por ejemplo, Vanuatu está formada por 83 islas y se puede tardar hasta seis días en alcanzar alguna de ellas.
Muchas de las islas aún no tienen forma de comunicarse con el resto del mundo, por lo que es imposible saber su situación real después de Pam, enfatizó.