Milán.- El director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), José Graziano da Silva, llamó hoy a cambiar la forma en que se producen los alimentos para enfrentar los retos alimentarios y ambientales.
En un discurso con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente en la sede de la Expo Milán 2015, Graziano da Silva se refirió a la necesidad de crear conexiones positivas entre los alimentos, la agricultura y el medio ambiente.
Los gobiernos, los ciudadanos, los productores y los inversionistas deberán forjar una “mentalidad y, desde luego, formas de proceder nuevas e integrales” para combatir el cambio climático y alimentar a una población cada vez más numerosa, señaló.
Graziano da Silva explicó que son dos los principios rectores: garantizar el acceso universal a los alimentos y hacer sostenibles los sistemas de producción de alimentos.
Consideró que ambos principios son decisivos en el esfuerzo por alimentar a la creciente población mundial y, al mismo tiempo, conservar la salud de los suelos y otros recursos naturales que la vida humana necesita para prosperar.
El directivo de la FAO manifestó que si bien hará falta producir más alimentos para el previsto aumento demográfico de dos mil millones de personas para el año 2050, la principal causa del hambre tiene que ver con el acceso.
Hay suficientes alimentos disponibles, pero las familias pobres carecen de recursos para comprar o producir los alimentos que necesitan, agregó Graziano da Silva.
Este es un punto en el que hace énfasis la FAO, conforme los desafíos que afronta el mundo pasan de la necesidad del periodo de posguerra de aumentar la producción a un nuevo paradigma basado en formas mejores de aprovechar los recursos limitados.
La sostenibilidad es fundamental porque “somos siete mil millones de almas que compartimos un único planeta”, señaló Graziano da Silva en una reunión a la que también asistieron el ministro de Medio Ambiente de Italia, Gianluca Galletti, y el director ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Achim Steiner.
El lema del día es “Consumir con cuidado”, que subraya la extrema importancia de cómo se tratan los alimentos, agregó el director de la FAO.
Alertó que la comida que se pierde y desperdicia podría servir para alimentar a una tercera parte de las personas que padecen hambre en el mundo.
La FAO estima que en todo el mundo más de una tercera parte de todos los alimentos que se producen se desperdicia o se pierde, y que los 222 millones de toneladas de alimentos que se desechan al año en los países ricos casi equivalen a la producción neta del África subsahariana.
Los alimentos no sólo no llegan a las personas que sufren hambre, sino que producirlos extrae nutrientes fundamentales del suelo y puede limitar la capacidad de gestión de las tierras para obtener mejores servicios de almacenamiento de carbono.
“El siglo pasado presenció una rápida transformación de nuestra relación con el mundo natural, con un incremento del uso de los recursos naturales que ha conducido a la degradación del medio ambiente”, sostuvo Steiner.
“Hay que preguntarnos qué consecuencias tendrá este ritmo de consumo y esta trayectoria en un mundo que en el año 2050 tendrá que sustentar la vida y las aspiraciones de nueve mil millones de personas”, cuestionó.
El cambio climático supone un riesgo importante para el futuro de la seguridad alimentaria, especialmente debido a sus posibles efectos en la producción agrícola en los países en desarrollo más pobres, y es una amenaza para la supervivencia misma de algunos Estados insulares.
De cara a la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, prevista para diciembre próximo, la FAO está haciendo énfasis en la necesidad de un enfoque “de todo el gobierno”.
Consideró que en dicho enfoque deben participar los ministerios y diferentes niveles del gobierno para afrontar cuestiones que van desde la necesidad de conservación de los suelos y tener cultivos más resistentes hasta políticas incluyentes que beneficien a los sectores más vulnerables y que habiliten a las mujeres y los jóvenes.
Según la FAO, no sólo hace falta una distribución y elaboración de alimentos más eficientes, sino que la necesidad de adaptación al cambio climático significa que muchas prácticas agrícolas tendrán que orientarse hacia objetivos nuevos, con nuevas tecnologías.
La clave de la transformación necesaria supone “un cambio del enfoque de la utilización intensiva de insumos a otro que nos permita producir más con menos”, acotó Graziano da Silva.
Esto exigirá innovación en ámbitos como la conservación y el restablecimiento de los suelos, así como en reproducción de semillas con capacidad de recuperación ante un clima más cálido o inestable, y sistemas de gestión de las tierras creados con miras a la absorción de las emisiones de dióxido de carbono.