En la segunda parte de su testimonio en el juicio en contra de Genaro García Luna, el testigo Harold Mauricio Poveda Ortega, El Conejo, acusó que ex mandos de la Policía Federal como Víctor Garay Cadena y Edgar Ballardo, lo robaron tras un operativo fallido donde pensaban capturarlo en una mansión en el Desierto de los Leones, del cual logró escabullirse por el bosque.
Dijo que les había entregado medio millón de dólares para que liberaran a 10 detenidos, entre los que se hallaban el padre de Poveda, pero que tomaron el dinero y nunca los soltaron. Sin embargo, en toda su alocución, Poveda Ortega no pudo señalar directamente al acusado, aunque no se cansó de dibujar el mapa de la corrupción policiaca en México.
“¿Quién es García Luna?”, habría preguntado Poveda en una reunión con Arturo Beltrán Leyva. “Es el jefe de la Policía Federal, es el que nos anda haciendo todas las chingaderas por medio de El Mayo Zambada, El Chapo y El Rey”, recuerda que le respondió El Barbas, quien había perdido la paciencia debido a que, presumiblemente, García Luna estaba montando operativos en su contra, como el intento para detener al mismo El Conejo en su mansión.
“Por eso 15 días después, gente de Arturo (Beltrán Leyva) y otras policías capturaron a El Rey”, dijo el cooperante, al que le fallan las fechas pues la diferencia entre el operativo (19-Oct-2008) en La Mansión de la Fantasía como la llamó la prensa y la detención de Jesús El Rey Zambada (23-oct-2008) fue de apenas cuatro días.
Mencionan a Ramón Pequeño, otro cercano de García Luna
Otra mención a un cercano de García Luna la dio El Conejo Poveda cuando aceptó que Beltrán Leyva o otros se refirieron alguna vez a Ramón Pequeño, jefe de la División Antidrogas de la Policía Federal, como alguien con quien era necesario establecer acuerdos: “era muy nombrado en la oficina por Arturo, El Grande, El MP. Que si ya lo vieron, que si ya todo quedó listo”.
“Yo ganaba 3 o 4 millones de dólares por cada 10 toneladas”, aceptó Poveda, quien dijo que con sus utilidades había comprado casas, un avión, helicóptero, 150 caballos, joyas, jirafas panteras, hipopótamo, pumas, canguros; tenía un zoológico en casa, donde también tenía unas cacatúas espectaculares y un mini chimpance”.
-¿Y tenía animales domésticos?- le cuestionó el fiscal.
“Sí, un bulldog inglés llamado Bufón y un gato persa de ojos azules, blanco como la cocaína al que le puse Perico, como un pase de coca. Me costó en esa época 4 mil dólares.
Más adelante le pusieron un video grabado por las autoridades que recorrieron La Mansión de la Fantasía y, mientras El Conejo detallaba lo mostrado, “…ese es un quiosco hindú con una puerta que traje de la India, ahí es la entrada a la Gruta, la discotheque acuática a la que hice estalactitas y desde la cual podía ver en el techo de cristal a los leones blancos…”, de pronto se le quebró la voz, no se sabe si por la nostalgia o porque en ese momento culpaba al Rey Zambada de haber acabado con su vida de ensueño.
El Conejo solamente pudo articular un señalamiento que involucraba a Genaro García Luna, y no tuvo relación con la acusación en su contra por tráfico de cocaína.
Fue en casa de Beltrán Leyva donde éste le dijo “acaban de levantar al hijo de su puta madre de García Luna. Lo iba a matar. Iba a mandar su cabeza para ver que conmigo no se juega”, recordó El Conejo el exabrupto de El Barbas.
Aseguró, sin embargo, que varias veces tuvo que aportar con el dinero que obtuvo de sus operaciones ilícitas para pagar protección institucional, aunque él nunca entregó el dinero a ningún funcionario: “Arturo Beltrán siempre me decía que tenía que dejar 300 o 400 mil dólares para pagar al gobierno”.
Incluso en la detención de Rey Zambada, Beltrán Leyva le dijo que le enviara 300 mil dólares “para mandarlo a la prensa” para garantizar que se difundiera la detención del hermano del Mayo Zambada y así estos ya no pudieran negociar su libertad con quienes lo detuvieron.
– ¿Para qué pagaron a la prensa?- una nueva duda del fiscal.
“De ese modo se hacía vox populi y la DEA se iba a enterar así es que eso disminuía la posibilidad de cualquier arreglo”, culminó el Conejo.
(milenio.com)