Las autoridades aseguran que antes serán eliminados casi todos los elementos radiactivos, pero otros países no están tan seguros.
El ministro de Industria de Japón, Yumiko Hata, dijo este jueves (04.03.2021) que la mejor alternativa para deshacerse de las aguas procedentes de la accidentada central nuclear de Fukushima es lanzarlas al mar, pese a las críticas de grupos ecologistas, los pescadores de la región y gobiernos de países como China y Corea del Sur, que no ven con buenos ojos esa propuesta.
Las autoridades japonesas aseguran que antes de verterlas, las aguas serán tratadas para retirarles la mayor parte de los elementos radiactivos. Tanto el Ejecutivo como la operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), consideran que esta alternativa es la mejor entre otras que resultan técnicamente más complejas, como la liberación de vapor. Además, es urgente resolver el problema de acumulación de agua contaminada en la planta.
Japón lleva años informando que realizará esta acción, aunque sigue sin definir cuándo finalmente llevará a cabo la controvertida medida. Esta vez adelantaron que recopilarán opiniones entre las “comunidades afectadas” y que la decisión final se adoptará según criterios como el “daño reputacional” que implica para el país el lanzamiento de esta agua al océano Pacífico.
El tiempo apremia
El agua en cuestión es la que se ha acumulado tras el desastre ocurrido el 11 de marzo de 2011, cuando un terremoto y luego un tsunami destrozaron cuatro reactores de la central. El líquido, estimado en 1,22 millones de metros cúbicos, está almacenado en un millar de contenedores con capacidad total de 1,37 millones. En su momento, sirvió para enfriar los núcleos de los reactores dañados.
Estas cifras suponen que en 2022 los tanques quedarán llenos, lo que hace urgente tomar una decisión al respecto. “El Gobierno (de Tokio) nunca ha puesto una fecha en la que tomará una decisión sobre el vertido del agua, pero dados los límites de almacenamiento de los tanques, enfrentamos el desafío de no poder retrasarlo más”, dijo un funcionario citado por la agencia surcoreana Yonhap.
Si bien la central cuenta con un sistema que elimina la mayor parte de los materiales contaminantes, es incapaz de hacerlo con el tritio, un isótopo presente en la naturaleza en baja concentración. Japón asegura que “incluso si vertiéramos de golpe toda el agua almacenada, el impacto sobre la salud humana sería considerablemente pequeño”. Sin embargo, los mismos japoneses tienen temor de resultar afectados por una medida de este tipo.
El problema del agua contaminada es uno de los muchos retos que tienen por delante TEPCO y las autoridades niponas en el largo camino hacia el desmantelamiento de Daiichi, un proceso que se extenderá hasta al menos 2050.
(dw.com)