Los tanques israelíes se abrieron paso hasta el centro de Jan Yunis el domingo, en un importante avance hacia el corazón de la principal ciudad del sur de la Franja de Gaza, mientras las autoridades sanitarias del enclave gobernado por Hamás afirmaron que unos 18 mil palestinos han muerto en la guerra.
Los residentes dijeron que los tanques habían llegado a la principal carretera norte-sur que atraviesa el centro de Jan Yunis tras intensos combates durante la noche que habían frenado el avance desde el este. Aviones de guerra bombardearon la zona al oeste del asalto.
El aire retumbaba con el ruido constante de las explosiones y gruesas columnas de humo blanco se elevaban sobre la ciudad, que alberga a cientos de miles de civiles que huyeron de otras partes del enclave.
Al amanecer, cerca de una comisaría del centro de la ciudad, se oía el ruido constante de la metralla. Las calles estaban desiertas, salvo por una anciana y una niña montadas en un carro tirado por un burro.
“Fue una de las noches más terribles, la resistencia era muy fuerte, se oían disparos y explosiones que no cesaron durante horas”, declaró a Reuters un padre de cuatro hijos desplazado de la ciudad de Gaza y refugiado en Jan Yunis que no quiso ser identificado por temor a represalias.
En el extremo opuesto de la Franja de Gaza, en zonas del norte donde Israel había dicho anteriormente que sus fuerzas habían completado en gran medida sus tareas, los residentes también describieron algunos de los combates más intensos de la guerra hasta el momento.
“Me atrevo a decir que es la batalla más fuerte que hemos escuchado en semanas”, dijo Nasser, de 59 años, padre de siete hijos y refugiado en Jabaliya después de que su casa fuera destruida en Beit Lahiya, otra zona del norte, en la que se oían explosiones mientras hablaba. “No nos iremos de Yabaliya a pesar de todo. Moriremos aquí como mártires o nos dejarán en paz”, acusó.
El Estado judío prometió aniquilar a Hamás, que gobierna Gaza desde 2007, después de que militantes irrumpieran a través de la valla el 7 de octubre y arrasaran varias ciudades, matando a mil 200 personas y tomando a 240 rehenes.
Desde entonces, las autoridades sanitarias de Gaza afirman que se ha confirmado la muerte de al menos 18 mil personas en ataques israelíes y que 49 mil 500 han resultado heridas. Estiman que hay miles más desaparecidas y presuntamente muertas bajo los escombros.
El número de víctimas ya no incluye las cifras de las zonas del norte del enclave, fuera del alcance de las ambulancias y donde los hospitales han dejado de funcionar.
Israel lanzó el asalto de Jan Yunis esta semana tras el fracaso de una tregua, extendiendo su guerra terrestre a la mitad sur de Gaza en una nueva fase ampliada de su campaña de dos meses para acabar con los militantes de Hamás.
Las organizaciones humanitarias internacionales afirman que esto ha dejado a los 2.3 millones de habitantes del enclave sin ningún lugar donde esconderse.
La Organización Mundial de la Salud afirmó que sería prácticamente imposible mejorar la “catastrófica” situación de Gaza, donde las necesidades médicas han aumentado y el riesgo de enfermedades ha crecido, mientras que el sistema sanitario se ha reducido considerablemente.
En una de las casas de Jan Yunis destruidas por los bombardeos durante la noche, los familiares de los fallecidos revisaban los escombros. Sacaron de debajo de la mampostería el cadáver de un hombre de mediana edad vestido con una camiseta amarilla.
“Rezamos la oración de la noche y nos fuimos a dormir, luego nos despertamos y nos encontramos que la casa se había caído encima nuestro”, dijo Ahmed Abdel Wahab. “Las fuerzas de defensa civil vinieron y rescataron a quienes pudieron, y esto es lo que ha quedado. Tres pisos se derrumbaron. Dios es nuestro salvador y el que dispone de nuestros asuntos”.
Hospital desbordado
El principal hospital de Jan Yunis, el Nasser, está desbordado de muertos y heridos. El domingo no quedaba espacio en el servicio de urgencias mientras la gente transportaba a más heridos envueltos en mantas y alfombras.
Mohamed Abu Shihab lloraba y juraba venganza por un hijo que, según él, había muerto a manos de un francotirador israelí.
El Ejército israelí dijo que bombardeó pozos de túneles subterráneos en Jan Yunis y atacó a un escuadrón de hombres armados palestinos que preparaban una emboscada, pero no dijo nada sobre ningún avance de tanques allí.
Ambas partes informaron también de intensos combates en el norte de la Franja de Gaza. Allí sonaron explosiones al amanecer y se pudieron ver columnas de humo desde el otro lado de la valla de Israel.
La inmensa mayoría de los habitantes de Gaza se han visto obligados a abandonar sus hogares, muchos de ellos huyendo varias veces con sólo las pertenencias que pueden cargar.
Israel afirma que está haciendo lo que puede para protegerlos, pero incluso su aliado más cercano, Estados Unidos, afirma que no ha cumplido sus promesas. El asedio ha cortado los suministros, y la ONU advierte de hambre y enfermedades.
En una conferencia internacional celebrada en Qatar, que actuó como principal mediador en una tregua de una semana en la que se liberó a más de 100 rehenes, los ministros de Asuntos Exteriores árabes criticaron a Estados Unidos por vetar el viernes una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que exigía un alto el fuego humanitario.
El primer ministro de Qatar, Sheikh Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, afirmó que la guerra corría el riesgo de radicalizar a toda una generación en Oriente Medio.
En tanto, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo que “no renunciaría” a pedir un cese al fuego. Israel ha rechazado las peticiones de que detenga los combates.
En una reunión informativa con su gabinete el domingo, el primer ministro Benjamin Netanyahu dijo que había dicho a los líderes de Francia, Alemania y otros países: “No pueden, por un lado, apoyar la eliminación de Hamás y, por otro, presionarnos para que pongamos fin a la guerra, lo que impediría la eliminación de Hamás”.
Washington ha respaldado la postura de Israel, rechazando cualquier alto el fuego por considerarlo beneficioso para Hamás. Pero con los muertos disparándose y las agencias de la ONU advirtiendo de una catástrofe humanitaria, otros aliados se han mostrado reticentes: Francia votó a favor de la resolución de alto el fuego de la ONU y Gran Bretaña se abstuvo.
(milenio.com)