Berlín.- La nueva torre del Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt fue inaugurada hoy por su presidente Mario Draghi, con la asistencia de los invitados especiales, mientras afuera seguían los fuertes disturbios.
La ceremonia se llevó a cabo sin contratiempos y Mario Draghi no se refirió a las violentas protestas que tenían lugar afuera.
La policía acordonó los alrededores del edificio, de manera que las limosinas pudieron pasar sin problemas para llevar a los invitados a la ceremonia. Mas allá ardían toneladas de sacos de basura y autos.
Adentro de la nueva torre no se escuchaba nada. Draghi no se refirió a los enconados y violentos disturbios, aunque si se refirió a la política de esa institución y a la crisis en Europa.
Draghi declaró, sin embargo, el Banco Central Europeo es el blanco de la frustración de quienes han perdido mucho durante los años de crisis en Europa, tales como su ingreso y su bienestar.
Apuntó que “probablemente esa acusación no es justa”, porque la política del BCE se dirige precisamente a amortiguar esos efectos.
El Banco Central Europeo es la institución guardiana del euro, la divisa única de Europa. Los 19 países que integran la Unión Monetaria suman una población de 337 millones.
La tarea oficial del BCE es mantener la tasa de inflación en poco menos de 2 por ciento anual para garantizar la estabilidad de esa divisa.
Desde 2014, el Banco Central Europeo vigila y controla los mayores bancos de Europa para evitar desequilibrios en sus balances y especulación masiva, factores que contribuyeron a desencadenar la crisis económica y financiera a partir de 2008 en una buena parte del mundo.
El discurso que pronunció puso de realce lo que significa esa torre para la integración de los países del euro porque se relaciona directamente con ese nuevo paso hacia la unión bancaria.
Esa nueva fase de la integración europea aumentó en forma considerable las competencias del Banco Central Europeo, por lo que se necesitaron nuevas instalaciones.
Draghi recordó en su discurso las palabras del primer presidente del Banco Central Europeo, Wim Duissenberg, quien dijo que una divisa no es solo un medio de compraventa sino parte de la identidad nacional.