Nueva York.- Autoridades de centros de detención y de prisiones en Estados Unidos emplean de manera rutinaria y a menudo malintencionada la fuerza excesiva contra presos con discapacidad mental, acusó hoy la organización Human Rights Watch (HRW).
En un informe difundido este martes, HRW describió casos en los cuales personal penitenciario roció a internos con productos químicos con efectos lacerantes, aplicó descargas con potentes pistolas eléctricas o los mantuvo sujetos a sillas o camas de inmovilización durante días.
En varias instancias, los presos con discapacidad mental sufrieron fracturas de mandíbula, tabique y costillas, cortes que necesitaron puntos, quemaduras de segundo grado, contusiones profundas y daños a órganos internos y en algunos casos, la fuerza empleada tuvo consecuencias letales.
Titulado “Insensibilidad y crueldad: Uso de la fuerza contra internos con discapacidad mental en centros de detención y prisiones estadunidenses”, el informe tiene como base cientos de demandas individuales y colectivas, investigaciones federales y entrevistas con funcionarios.
“Los centros de detención y las prisiones pueden ser sitios donde hombres y mujeres con problemas de salud mental se exponen a peligros, daños e incluso la muerte”, señaló la asesora de HRW en Estados Unidos y autora del informe, Jamie Fellner.
La experta explicó que la fuerza se aplica a los reclusos con problemas de salud mental incluso cuando, “debido a su enfermedad, éstos no pueden comprender ni cumplir órdenes del personal”.
La investigación reveló que aunque no hay datos nacionales disponibles, el empleo de fuerza injustificada, excesiva y de manera punitiva contra presos con problemas mentales es extendida y podría aumentar en los más de cinco mil 100 centros de detención y prisiones de Estados Unidos.
Especialistas atribuyen la situación a la atención inadecuada para la salud mental, a políticas inapropiadas sobre uso de la fuerza, a la falta de capacitación suficiente del personal y a un liderazgo deficiente, explicó el organismo.
“El personal de custodia no recibe capacitación respecto a cómo trabajar con presos que presentan discapacidad mental, cómo mitigar situaciones potencialmente riesgosas o cómo persuadir a los internos para que cumplan órdenes”, observó Fellner.
El personal de centros penitenciarios estadunidenses está autorizado a aplicar la fuerza para controlar a presos peligrosos o extremadamente indisciplinados, pero el informe comprobó el uso de la violencia cuando internos tienen conductas que son sintomáticas de sus problemas de salud mental.
“Con demasiada frecuencia, el personal hace lo que sabe, que es emplear la fuerza”, indicó Fellner.
“En establecimientos que se administran de manera deficiente, los funcionarios controlan a los internos, incluidos aquellos con enfermedad mental, a través de la violencia punitiva”, denunció.