El Ministerio de Justicia de Filipinas ofrece una recompensa de casi 36 mil dólares (dos millones de pesos) por información sobre el paradero de Gerald Bantag, el ex jefe de prisiones acusado de ordenar el asesinato, el pasado mes de octubre, del conocido periodista filipino Percy Lapid.
“Queremos que tanto nuestros agentes como el resto de la gente sean más agresivos en ayudar al Ministerio de Justicia a atrapar a los sospechosos del asesinato de Percy Lapid”, explicó en la noche del lunes en una entrevista con medios locales el ministro de Justicia filipino, Jesus “Boying” Remulla.
Bantag y su mano derecha, Ricardo Zulueta, por el que también ofrecen hasta alrededor de 18 mil dólares (un millón de pesos), permanecen en búsqueda y captura desde el pasado 12 de abril, cuando la Justicia filipina acusó a ambos de ordenar el asesinato del periodista filipino Percy Lapid, quien lo había señalado por supuestos escándalos de corrupción.
Asimismo, ambos ex funcionarios de prisiones fueron acusados de orquestar la muerte de Jun Villamor, un intermediario encargado de organizar la ejecución de Lapid que apareció asesinado en su celda de la prisión de Bilibid, unos de los correccionales más superpoblados del mundo y que Bantag y Zulueta dirigían.
Gerald Bantag -que acusó asimismo al ministro de Justicia de corrupción ante las cámaras antes de ser formalmente imputado- y el ex director de operaciones de Bilibiid, Ricardo Zulueta, fueron vistos por última vez cerca de Manila y según el Ministerio los dos acusados podrían no haber salido de la isla de Luzón, al norte del archipiélago.
Percibal Mabasa, más conocido como Percy Lapid, fue asesinado a los 67 años la noche del pasado 3 de octubre, cuando dos individuos montados en una motocicleta lo abatieron a tiros mientras iba de camino a su trabajo en su vehículo al norte de Manila.
Lapid presentaba un programa nocturno con decenas de miles de seguidores llamado “Lapid Fire”, donde denunciaba casos de abuso de poder y escándalos de corrupción de políticos, miembros de la Policía y el Ejército, y funcionarios de ministerios e instituciones públicas.
El asesinato del veterano reportero se produjo después de que Lapid acusara a Bantag de aceptar sobornos de los presos y de construir con las ganancias una mansión a las afueras de Manila y adquirir varios automóviles de alta gama.
El caso destapó una serie de abusos e irregularidades en la cárcel de Bilibid en Manila, que incluían torturas y chantajes a los prisioneros, sobornos de reos para vivir lujosamente dentro de las celdas o la construcción de un túnel que conecta la prisión con el exterior.
Desde 1986, 281 periodistas han sido asesinados en Filipinas, y en el 82 por ciento de los casos los crímenes están aún por resolverse, según el índice de impunidad global de la Comisión para la Protección de Periodistas y datos de la Unión Nacional de Periodistas de Filipinas (NUJP).
(milenio.com)