El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció el jueves una moratoria sobre las ejecuciones federales, al denunciar su “arbitrariedad” e “impacto desproporcionado en las personas de color”, un cambio drástico respecto al anterior gobierno del republicano Donald Trump, que llevó a cabo un récord de penas de muerte.
“Se han planteado serias preocupaciones sobre el uso continuo de la pena de muerte en el país”, dijo el secretario de Justicia, Merrick Garland, en una nota.
“En particular, el carácter arbitrario de su aplicación, su impacto desproporcionado en las personas de color y la preocupante cantidad de exenciones en casos de pena capital y otros casos graves”, detalló.
Garland ordenó una moratoria sobre todas las ejecuciones a nivel federal, mientras que su cartera “revisa sus políticas y procedimientos sobre la pena capital”.
Durante la administración Trump, el predecesor de Garland, William Barr, reanudó el uso de la pena capital el año pasado tras un paréntesis de 17 años.
El presidente demócrata Joe Biden ha mantenido públicamente una postura de oposición a la pena de muerte.
En Estados Unidos, tradicionalmente son los estados, y no el poder federal, los que más ejecutan. La justicia federal generalmente solo interviene en casos de drogas, terrorismo o espionaje.
Ejecuciones a un ritmo sin precedentes
El gobierno federal no había llevado a cabo ninguna ejecución en 17 años, hasta julio de 2020.
Entonces, el gobierno de Donald Trump revivió la práctica y y realizó ejecuciones a un ritmo sin precedentes (13), pese a la disminución de la pena de muerte en Estados Unidos y en todo el mundo.
El departamento de Justicia “debe asegurarse que mantiene escrupulosamente su compromiso con la equidad y el trato humano en la administración de las leyes federales vigentes que rigen la pena de muerte”, indicó Garland.
(dw.com)