Islamabad.- El grupo islamista Jundulá, una facción escindida de los talibán paquistaníes y que juró lealtad al Estado Islámico (EI), se responsabilizó hoy del ataque contra un autobús en la ciudad de Karachi, en el sur de Pakistán, que dejó 43 muertos.
Ahmed Marwat, vocero de Jundulá -grupo escindido del Tehreek-i-Taliban Pakistan (TTP), advirtió que en los próximos días habrá más ataques contra ismailíes, chiítas y cristianos.
Poco antes, el grupo yihadista Estado Islámico reivindicó la autoría del ataque contra un autobús que transportaba a miembros de la comunidad ismailí, corriente minoritaria del chiísmo, en Karachi, causando al menos 43 muertos y unos 13 heridos.
La policía de Sindh, Ghulam Haider Jamali, precisó que al menos 60 personas estaban a bordo del autobús cuando seis hombres armados subieron y mataron a disparos a 43 personas -27 hombres y 16 mujeres-, antes de huir, según el diario paquistaní Dawn.
Un testigo indicó que entre seis y ocho hombres a bordo de motocicletas abrieron fuego de forma indiscriminada contra el autobús.
Sin embargo los videos difundidos no muestran orificios de bala en el exterior del vehículo, lo que sugiere que habrían entrado en el autobús para disparar y matar allí a los pasajeros.
El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenó de manera rotunda el ataque en Karachi, ordenó investigar el incidente y expresó sus condolencias por la pérdida de vidas humanas.
Qaim Ali Shah, jefe de Gobierno de la provincia de Sindh, cuya capital es Karachi, anunció ayudas de 500 mil rupias (unos cuatro mil 900 dólares) para los familiares de los fallecidos y 200 mil rupias (unos dos mil dólares) para los heridos.
El ataque de este miércoles se suma a los perpetrados contra varias mezquitas chiítas a comienzos de este año, entre ellas una en Shikarpur, también en el sur de Pakistán, en el que 55 personas murieron y unas 50 resultaron heridas.
Los atentados de carácter sectario en Pakistán, en especial contra la minoría chiíta, que representa un 20 por ciento de la población del país, han aumentado en los últimos años en medio del recrudecimiento general de la violencia terrorista desde finales de 2012.